Una joven de 20 años se acuest con el marido de su mejor amiga de 34. - Relatos Eróticos

Una joven de 20 años se acuest con el marido de su mejor amiga de 34.

... juego.

Continuaron cenando, y el jueguecito de miradas y pensamientos impuros entre Paula y Daniel no había hecho más que empezar. Ambos lo estaban disimulando muy bien, tanto que María no se había dado cuenta de nada y seguía contando y contando cosas sobre esos cuatro años que había vivido fuera.

Cuando María estaba lista para servir el postre, Daniel se levantó con rapidez y puso la mano sobre el hombro de su mujer.

- Siéntate, cariño, llevas toda la noche dando vueltas preparando y sirviendo los platos. Deja que nosotros sirvamos el postre y el café.

Paula se levantó como un resorte de su silla, y entonces notó algo que no debería haber notado. Sentía como sus braguitas habían comenzado a humedecerse, y su corazón parecía estar a punto de abandonar su cuerpo ante la idea de estar a solas en la cocina con Daniel. El esposo de su mejor amiga.

La chica caminó lentamente, detrás de Daniel. No tenía ni idea de qué estaba pasando, de cuándo había empezado a ponerse cachonda ni de si el hombre delante de ella tenía la más remota idea de algo.

La puerta de la cocina era de corredera, y toda una pared era una enorme ventana hacia una de las principales calles de Madrid. A estar en la 15ª planta, las vistas eran espectaculares.

- Vaya. – Paula caminó hacia la ventana, y aunque dudó un segundo en si apoyarse o no, terminó haciéndolo. – Qué vistas.

Daniel la observaba mientras ponía el agua a hervir para los cafés y sacaba el postre de la nevera. Cuanto más ...

... la miraba, más ganas tenía de tocarla. Miró de reojo y comprobó que la puerta de la cocina estaba cerrada, entonces se acercó lentamente a la chica y se colocó peligrosamente detrás de ella, pero todavía sin tocarla.

-Sí, lo son.
Paula sintió cada una de esas palabras en el interior de su cuerpo. Se le erizó el bello y todo su cuerpo se tensó en respuesta. No había sido más que un susurro, porque dado lo cerca que estaba de ella, no hacía falta mucho más para que le escuchase.

Podía sentir la agitada respiración de Daniel agitando su pelo, por lo que la suya también se agitó y, antes de que se diese cuenta, esta casi completamente recargada contra la ventana, con un vaho irregular apareciendo y desapareciendo rápidamente con el rimo de su respiración.

Daniel dejó su imaginación volar, como sería besar a esa pobre e inocente niña mientras su mujer estaba sentada en el salón revisando el móvil. Antes de que se diese cuenta, la mera idea de cometer semejante infidelidad con Paula como cómplice, le provocó una erección que, aunque levemente, descansaba sobre las nalgas de la joven.

- Oh, Dios… - Paula suspiró al sentir su dureza contra la fina tela de su vestido, e inconscientemente se inclinó hacia atrás, restregándose contra el miembro de Daniel.

Escucharon los apresurados pasos de María, por lo que les dio tiempo a separarse. Paula se quedó donde estaba, pero Daniel se apuró a colocarse tras la encimera de la cocina. A los pocos segundos María abrió la puerta de ...