Una joven de 20 años se acuest con el marido de su mejor amiga de 34.
Fecha: 11/03/2020,
Categorías:
Infidelidad
Tus Relatos
Autor: Annabethyne, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... semejantes taconazos, se tendría que haber puesto de puntillas para hacerlo.
Por su parte, Daniel no pudo evitar reparar en el increíble cuerpo de la chica, especialmente en las dos rajas del vestido. Parecía que, en cualquier momento, dejarían ver su ropa interior. Si es que llevaba, porque, ¿cómo demonios puedes llevar ropa interior con un vestido de esos? El caso es que, en cuanto la chica estuvo lo suficientemente cerca para el saludo, tuvo que esforzarse por no posar su mano en su estrecha cintura. Se limitó a inhalar con fuerza, tratando de calmarse. Lo único que logró fue que el intenso aroma a vainilla de la chica que se colase en lo más profundo de su ser.
La cena ya estaba lista, así que se sentaron a la mesa. Era una mesa sencilla pero moderna, de cristal tapada con un mantel negro como la noche. Había solo tres servicios, uno en la cabeza de la mesa y los otros dos a ambos lados. Como era natural, María ocupó la silla de la cabeza, y se dispusieron a cenar.
- Tiene todo muy buena pinta. - Murmulló Paula, asombrada, al ver las almejas, langostinos y pescados sobre la mesa. - Parece una fiesta de fin de año.
- La ocasión lo merece, cariño.
María dirigió una sonrisa cálida a Paula mientras se apresuraba en servirle un par de langostinos. Pero, por algún motivo, la chica no podía retirar los ojos del marido de su amiga. Parecía increíblemente joven, incluso llevaba como accesorios unos anillos de metal como los de Rodrigo. Su pelo también era ...
... oscuro, lo llevaba bien arreglado, ni muy largo, ni muy corto, la longitud justa para crear un tupé no muy exagerado ni decadente. No era la clase de apariencia que esperaba de un hombre de treinta y cuatro años.
María comenzó a hablar, comentándole a su amiga que tal había sido el pequeño viaje que habían hecho a Andorra, pero Paula solo tenía ojos para Daniel. Y era una estupidez, porque lo único que estaba haciendo era comer almejas.
Un calor se empezó a formar en el vientre bajo de la joven, que no hizo más que aumentar en cuanto vio un destello de metal en la lengua de Daniel. Su forma de sorber, chupar las almejas, como si fuese un maestro, le estaba provocando algo totalmente irracional.
- Vaya, qué envidia. – Se apresuró a decir Paula, en cuanto notó que María había terminado de narrar sus aventuras de recién casados. – Siempre quise visitar Andorra, pero nadie ha querido ir conmigo.
Alargó uno de sus pálidos brazos para coger un langostino, que peló con toda la calma del mundo, ya que sus uñas, aunque no eran muy largas, le impedían ciertas maniobras. Sentía un calor abrasante, ya no solo en el centro de su vientre, pero en el rostro también. Sabía que él la estaba mirando. Así que se llevó la cabeza del langostino a la boca y succionó con fuerza al mismo momento que establecía contacto visual con él. Podría parecer una tontería, ni tan siquiera ella entendía que estaba pasando, por qué se estaba poniendo tan cachonda ni hasta dónde podría continuar con ese ...