Una joven de 20 años se acuest con el marido de su mejor amiga de 34. - Relatos Eróticos

Una joven de 20 años se acuest con el marido de su mejor amiga de 34.

... la cocina y cogió un abrigo negro que había sobre la encimera una de las sillas de la barra. 

- Cariño, me acaba de llamar Paulina, que al final sí que quiere venir con nosotros, pero ahora ya no tiene ni cercanías ni metro para venir, así que la voy a recoger. Paula, cielo, lo siento mucho, trataré de llegar cuanto antes, ¿vale?

Ninguno de los dos pudo formar palabra, escucharon el tintineo de las llaves por el pasillo y, posteriormente, el golpe de la puerta de entrada. Ninguno de los dos se movió, ni tan siquiera después de escuchar la vocecita del ascensor, ni como las puertas se cerraban y este descendía.

Parecía todo tan oportuno, que asustaba.

Daniel carraspeó y comenzó a cortar el postre, una tarta de nata con fresas. Sirvió un poco en un plato y se lo ofreció a Paula. Ésta aceptó y, al cabo de un par de segundos, ambos estaban sentados en las pequeñas sillas de la barra de la cocina comiendo tarta, excitados y confundidos.

A Paula le temblaban las piernas, pero también las manos, así que estaba comiendo con muchísimo cuidado de no mancharse el vestido, sin darse cuenta de que estaba echa un desastre alrededor de su boca.
Y entonces, se dio la típica escena de película. Daniel, ni corto ni perezoso, retiró la nata de la comisura de los labios de Paula como si llevase toda la vida haciéndolo. Y se congeló.
Entonces, la joven chica, llevada por la pasión, la lujuria o vete tu a saber qué, lamió el dedo de Daniel, lentamente, como si se tratase de su ...

... miembro, mientras le miraba directamente a los ojos.
Ninguno de los dos pudo aguantar más lo que habían estado aguantando desde la cena, Daniel la cogió por los hombros y la sentó sobre su regazo mientras se apresuraba a sellar sus labios con los suyos. La chica entreabrió los labios mientras suspiraba al sentir la erección rozar su clítoris a través de la tela de sus braguitas, y el aprovechó el momento para introducir su lengua.

Paula se agarró a los hombros de Daniel mientras mecía sus caderas, adelante y atrás, buscando la fricción que su cuerpo le pedía. Daniel estrechaba con fuerza con una mano la nalga izquierda de la joven, y con otra su pecho derecho. Ambos sentían que la ropa sobraba, pero ambos, en esa situación tan morbosa, estaban a punto de llegar al orgasmo.

Daniel se apresuró a detener a la joven, no quería correrse encima de sus pantalones. La chica se separó de él, con las mejillas sonrosadas, los ojos brillantes y todavía con las caderas inquietas. Miró hacia abajo un momento y sus ojos se abrieron como platos.

- Oh, Dios, lo siento…. lo siento mucho.

Daniel supo al momento de lo que se trataba, su pantalón tenía una enorme zona oscura, pegajosa, por el jugo vaginal de Paula, y una más pequeña, en la punta de su erección, por el líquido preseminal de él.

Ambos se levantaron, Paula agarró un buen puñado de papel y se arrodilló en el suelo mientras frotaba la zona tratando de limpiarla. Consiguiendo totalmente lo contrario.

- Joder… pequeña… ...