Nos volvimos encontrar por casualidad, en el cine.
Fecha: 19/03/2020,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Danisampedro91 , Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... sujetos.
¿Qué me vas a hacer? Le pregunté algo nervioso, al verme con los brazos esposados a mi espalda.
Nada, mi putito, solo te voy a inmovilizar dejando los brazos esposados a la espalda, y follarte así esposado. Quiero verte así sumiso y entregado a mí.
Con la postura que tenía, y todavía con el medio colocón que padecía, quedé así medio tumbado sobre la cama, encima del albornoz, esperando a que me diera por el culo.
Noté de repente, algo frío sobre mi ano, era lubricante que Jaime me estaba echando en mi agujerito. Primero me dio un escalofrío, luego al notar pasar sus dedos por mi ano, y ver como iba introduciéndome un dedo, abriendo mi esfínter, solté un gemido, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Gemí al notar entrar su dedo en mi culito, esparciendo aquel lubricante.
Fue poco a poco lubricando mi agujerito, primero fue un dedo, luego pasaron a ser 2 dedos, y ya estaba metiéndome un tercer dedo, cuando mis jadeos y gemidos eran cada vez mayores. La polla ya la volvía a tener a reventar, deseando que me enculara de una vez y me diera por el culo, dejándome preñado con su esperma.
Pero Jaime seguía metiéndome sus dedos, ya metía 3 de sus dedos y no paraba, quería saber cuantos dedos podía aguantar mi culito. Empezó a meter el cuarto dedo, y mis gritos iban en aumento. No, le pedía yo, no lo metas, que me estás haciendo daño. Pero él no cejó en su empeño, y hasta que consiguió meterlo no paró.
No chilles tanto putito, que vas a armar un ...
... escándalo y se van a enterar todos los vecinos.
Como vio que ya no cabían más dedos, se limitó a abrirme el culo con sus 4 dedos, hasta que mi esfínter los dejaba pasar. Ya me había abierto el esfínter a su máxima capacidad, y ahora metía y sacaba aquellos 4 dedos en mi culito, haciéndome llorar de gusto. La polla la tenía a reventar, hacía tiempo que no paraba de gotear semen sobre el albornoz. Lloraba y gemía de placer, pidiéndole que me follara de una vez. Quería que me diera por el culo y que me hiciera correr, ya no daba aguantado más.
Pero mis suplicios no terminaron aquí, aquello solo era el comienzo. Volvió a buscar algo en la caja, extrayendo un enorme consolador. Que hijo de puta, aquello me iba a reventar el culo. Lubricó la punta de aquel enorme consolador, lo llevó a mi abierto agujero, empezando a presionar para irlo metiendo en mis entrañas.
Yo lo miraba con ojitos de suplicio, pero él poco a poco consiguió meterlo por completo. Yo chillaba de placer, notando como aquel consolador se introducía poco a poco en mí, abriéndome en canal.
Pulsó un botón que tenía aquel consolador, empezando este a vibrar, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Empecé a gemir y llorar por el placer que aquello me estaba haciendo sentir.
Te gusta, ¿eh putito? Decía empezando a pasar su mano por mi barriga y pecho, acariciándome. Llevó sus manos a mis pezones, empezando a pellizcarlos y retorcerlos, mientras besaba mi espalda, y aquel enorme consolador taladraba mi culito, ...