El Niño de la Casa (Episodios 1-5)
Fecha: 19/03/2020,
Categorías:
Incesto
Tus Relatos
Autor: Phoenix1986, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... tetas. Siempre sus tetas. ¿Era normal que me gustaran tanto? No podía olvidarlas. En cierto modo ellas habían causado un poco mi accidente. ¿Se sentiría mi madre culpable? ¿Habría notado que me había caído por el hecho de estarla mirando cuando se despojaba del bikini? ¿Y si en vez de culpable se sentía molesta o incluso enfadada conmigo?
Entonces vi que ella iba soltando miradas fugazes a mi entrepierna, cuando me estaba dirigiendo el chorro de agua miraba fijamente al sitio que estaba limpiando, pero no podía contener esas milésimas de segundo en que sus ojos se dirigían a la evidencia de mi excitación. Ella no me miraba a la cara así que eso me daba libertad para seguir mirando sus tetas... hasta que me miró a los ojos para hablarme. Creo que me pilló de pleno, aunque disimuló:
-Bueno... -dijo intentando aparentar normalidad, con un desesperado intento de hacer que la situación fuera cómoda.- Primero el champú...
Me enjabonó la cabeza y la aclaró despúes. Tocaba ponerme el suavizante y así lo hizo. Luego cogió el jabón mientras el suavizante hacía efecto.
-Ahora te voy a limpiar entero.
Hablaba por hablar, para que el silencio no nos matara como lo había estado haciendo todo aquel rato. Pero oír eso de "entero" me hizo estremecer. En mi família nunca hemos usado esponjas, y creo que mi madre lo estaba lamentando, me tendría que tocar todo con sus manos. Mi vista no se podía apartar de su escote. Se puso un chorro de jabón en las manos y empezó a ...
... escampármelo por el pecho, los hombros, el cuello, el brazo que no tenía escayolado, el vientre, la cintura... ¿Y ahora? Si pasaba de largo quedaría evidente el corte que le llegaba a dar tocar mis partes aunque solo fuera para enjabonarlas, pero si las tocaba... Y con una mano llena de jabón me agarró el falo.
Hice tanto como pude para no gemir, pero la sensación fue increible. El jabón lubricaba esa mano que me agarraba la polla y me lo esparcía por ella con un gesto muy similar al de masturbarme. Se estuvo el suficiente tiempo como para que todo fuera fantástico. Yo no sabía cuanto llevaba sin correrme pero lo necesitaba de sobremanera. Mi sexualidad ya se había recuperado antes que otras partes de mi cuerpo y necessitaba echarlo todo. Y con aquella excitación... Mi madre se encargaba de que mi glande también quedara limpio cuando no pude más y gemí.
-Roberto..! -dijo mirándome a los ojos y soltándome la polla- ¿Te he hecho daño?
-No... es que... -y me callé. Ella lo entendió enseguida, estoy seguro.
-Cariño... -dijo ella en tono piadoso pero impotente. Era una madre y, como tal, ¿hasta donde podía llegar? Su gestó volvió al de concentración por hacer las cosas bien y como Dios manda. Dijo:- Acabo enseguida.
Vovió a por las partes de mi zona íntima que faltaban y volví a gemir. Estaba a segundos del orgasmo.
-Cariño... repitió ella. -esta vez sin quitar la mano, gracias al cielo- ¿Que vas a...?
No dijo el verbo pero sabía a qué se refería. Esta vez en mi cerebro ...