Vi a mi mamá cogiendo con un vecino 9 - Relatos Eróticos

Vi a mi mamá cogiendo con un vecino 9

... un recuerdo para nosotros, aunque nos costo demasiado, logramos olvidarnos de ella por completo ya que no la mencionábamos para nada. Yo un par de años antes decidí que lo mejor sería hacer como si nunca la hubiera conocido, así que rompí y tiré el disco de su video sexual para ahora sí, ya nunca volverle a ver la cara.

A pesar de todos los esfuerzos, mi vida sexual sí se vio afectada por culpa de los traumas de mi infancia, ya que las pocas veces que llegaba a tener sexo con alguna chica, mientras la penetraba de a misionero por ejemplo, no podía evitar pensar en como el tipo de la recaudería penetraba en esa posición a mi madre o cuando gemían inmediatamente venían a mi mente los deliciosos gemidos de mi madre; pero lo "bueno" de eso era que me ayudaba a darles más duro.

Para ese entonces mi papá se acababa de comprometer con una señora más o menos de su edad llamada "Irma" con quien llevaba casi año y medio de relación. Irma era una mujer divorciada sin hijos, era muy amable y acomedida con nosotros; nos caía muy bien, por lo que nos alegramos cuando nos anunciaron que se iban a casar. Irma no era tan alta, era de tes morena clara, de cabello castaño, delgada, ojos color miel, es decir, no era tan parecida a mi mamá, lo cual era una buena noticia. Por lo mismo he de decir que Irma no era tan bonita como mi mamá, pero por lo visto sí era mejor persona que la otra. Lo que me gustaba más de Irma era que a pesar de que nos llevábamos muy bien nunca intentó tomar el rol ...

... de "mamá" con nosotros, era más bien como una consejera o incluso una amiga, pero nunca algo parecido a una madre; yo creo que eso se debía en parte a que seguramente mi padre le había dicho lo sucedido con nuestra progenitora.

Todo parecía estar ya en orden, nuestras vidas por fin marchaban a la normalidad para los tres, parecía que la persona que causó todos nuestros males ya era cosa del pasado y digna de olvidarse; mi padre pronto se casaría y volveríamos a ser cuatro en la casa como alguna vez lo fuimos. En lo personal puedo decir que me sentía feliz, en paz y sobre todo liberado.

Todo marchaba de maravilla hasta que un día en la mañana durante la escuela recibí una llamada de mi padre para decirme que fuera a la casa inmediatamente después de clases, yo le pregunté si había pasado algo, pero él se quedo callado un momento y solo dijo que fuera y ya. Por lo que había dicho y el tono que utilizó para ello presentí que algo no estaba bien. Normalmente después de la escuela me quedaba un rato más a platicar con mis amigos, a terminar alguna tarea o a comer algo; pero ese día fui directo a casa como me lo había ordenado papá. En esa etapa de nuestras vidas ahora la cosa era al revés, yo iba a la escuela en la mañana y mi hermana en la tarde (por cierto conforme pasaban los años mi hermana se iba pareciendo más a mi mamá, lo cual he de admitir no me agradaba). Cuando entré a la casa encontré a mi hermana sentada en el sofá de la casa recargando su cabeza en una de sus ...