Doctor Luc (Segunda Parte: Follar)
Fecha: 01/07/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Soy NEIL, Fuente: CuentoRelatos
A las doce y media entramos a la habitación 36 de un motel barato. La habitación estaba sucia y las sábanas parecían no haber sido cambiadas en veinte noches de sexo casual, ese elemento de suciedad era un toque perfecto para un momento que prometía ser salvaje. Nos sentamos en el sillón, ambos lo suficientemente ebrios como para estar totalmente deshinibidos y lo suficientemente sobrios como para ser totalmente funcionales sexualmente. Mi erección estaba al cuatrocientos por ciento y la suya también se veía -y sentía, porque yo ya no quitaba la mano de su entrepierna- que estaba a punto de explotar. Nos quitamos los zapatos y yo no iba a perder mi tiempo, también me quité mis jeans, quedando en bóxers y le metí la mano bajo la camiseta. Lo que son las casualidades de la vida, él mismo se encargaría de aquella calentura tan grande que él mismo me provocó en la tarde cuando fui a atenderme en su consultorio medico.
Moví su camiseta y comencé a chupar su tetilla derecha, el solo tacto de su pecho y su cuerpo entero cubierto de aquello pelos rubio oscuro, aquella fricción tan sensual me volvía loco. El trataba de subirme la camisa por la espalda. Nos besamos apasionadamente, su bigote gigantesco invadía mi cara y me hacía enloquecer, luego pasé a sus brazo derecho, sus músculos eran gigantes, perfectos y apretados, los besé y los mordí y él lo disfrutaba tanto como yo. Seguí bajando y lamí su axila humedecida de sudor y llena de pelos, y olía a hombre, era la axila más ...
... deliciosa que había probado. Le quité su camiseta y nos seguimos besando mientras yo pasaba mi mano abierta por todo su pecho peludo halándolos y jugando con ellos y con la cadena de oro que aún reposaba en su cuello de aquella forma tan sensual para mí. Él apretaba y jugaba con mis tetillas a través de mi camisa mientras nos seguimos comiendo las bocas.
Seguí lamiendo su pecho y luego nos quitamos el resto de la ropa, quedando ambos en ropa interior -Él llevaba jockstraps negros de Andrew Christian que dejaban sus nalgas al descubierto-. El doctor me llevó directo a su pene, ¡wao! también era masivo, 19 centímetros, pero no me preocupé, me gustan los penes grandes y los sé manejar. Su erección ahora a mil por ciento, a reventar; venoso, carnoso, gordo y largo a la vez, un fenómeno de la belleza masculina, un fenómeno que yo necesitaba dentro de mí ya. Primero lamí y mordí su barriga peluda, mientras con mi mano izquierda jugaba con su pene haciéndolo removerse de placer y él masajeaba mi cuello.
Lamí su pecho entero antes de finalmente poner a la bestia en mi boca, era un pene circuncidado, hermoso y delicioso, tal y como lo imaginé mientras me masturbaba hacía unas horas. Sabía a cielo, sabía a lo que ningún pene que había probado había sabido, pero tal y como imaginé que sabría el pene de Tom Selleck cuando yo era más joven. Jugué con su pectoral izquierdo -Y el piercing que adornaba aquella deliciosa tetilla- mientras me deleitaba con ese hermoso pedazo de carne en mi ...