1. El calvario de Luciana (4)


    Fecha: 27/11/2017, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... Luciana y se maravilló de esa tersura que no había conocido antes en mujer alguna.
    
    “Es increíble esta nena.”, pensó. “Tan perfectamente formada… con carnes tan firmes y la piel de una suavidad tal que me parece que ni la seda iguala…”
    
    -Mirame, pichona. –ordenó y la obediencia de Luciana fue inmediata. Emilia advirtió entonces esa mirada como perdida que sería permanente, producto de la droga, y que a ella le gustaba porque le confería a esos ojos un toque como de una oscura sensualidad.
    
    -Voy a enseñarte a comportarte con la gente como una buena niña, Luciana. Voy a enseñarte a saludar, a pararte, a caminar, a sentarte, y esos modales los vas a tener conmigo, con la doctora Mónica, con Graciela, con Luisa y con todas las personas que yo te presente a partir de ahora. ¿Comprendiste, perrita?
    
    -Usted me cuida y me va a enseñar modales para que pueda yo ser una buena niña con usted, señora Emilia, con la doctora Mónica, con la arquitecta Graciela, con Luisa y con toda la gente que usted me va a presentar. –dijo la jovencita con ese tono monocorde producto de las sesiones de hipnosis y la droga que se le administraba.
    
    Emilia gozaba intensamente del poder que ejercía sobre su bellísima presa y su excitación crecía por experimentar ese dominio absoluto y por sus caricias a la jovencita. Sus manos hábiles y sensibles al cuerpo femenino descendían lentamente desde las mejillas al cuello largo y fino, a los hombros redondos, seguían bajando por los brazos deslizándose ...
    ... sólo con la yema de los dedos y por momentos con el filo de sus uñas largas y prolijamente cuidadas. Luciana había comenzado a respirar agitadamente.
    
    -Estás gozando, perrita…
    
    -Estoy gozando…
    
    Emilia acercó lentamente su boca a los labios de la jovencita y al rozarlos avanzó entre ellos con su lengua. Instintivamente Luciana respondió entreabriendo su boca para recibir esa lengua y entregar la suya a la invasora. Ambas bocas se fundieron en un beso largo y apasionado mientras las manos de Emilia aferraban el firme y redondo culo de su presa.
    
    La chica gemía y jadeaba cada vez más fuerte cuando las manos expertas de la proxeneta comenzaron a deslizarse por su cuerpo, con ambas tendidas en la cama y Emilia ya sin su bata. Luciana yacía de espaldas y Emilia a su costado, trabajándola con sabios cambios de ritmo y de fuerza en las caricias. Cuando se aventuró por el sexo de la jovencita lo encontró chorreando. Introdujo dos dedos y simultáneamente comenzó a lamerle y chuparle los pezones, para ese entonces ya como diminutos mástiles rosados de tan erectos.
    
    -Sos calentona, ¿eh, Lulita?... le murmuró Emilia al oído después de algunas lamidas en la oreja.
    
    - Debo ser una putita calentona, una perrita en celo todo el tiempo para mi placer y el placer de todos esos hombres y mujeres con quienes voy a estar todos los días. –fue la respuesta de la jovencita, en cuyo cerebro se activó esa orden al oír las palabras de Emilia.
    
    -Sí, pichona… Sí, muy bien… A mis amigos y amigas ...