1. La dominación de Karina


    Fecha: 28/11/2017, Categorías: Hetero Autor: etrusko, Fuente: CuentoRelatos

    ... ejemplo volcar su rabia contra ella, pero también su placer. Podía funcionar, pero ella pensaba que la pija solo buscaba sensaciones fuertes de una tarde. Mundos diferentes, quizás.
    
    La pala le fue acariciando la redondez perfecta de su culo, uniforme en el color. Se iba excitando, pero debía ejecutar un castigo.
    
    —¿te parecen bien cien? Amoooor-- le decía en voz alta y con falso cariño
    
    No recibía contestación.
    
    —¿me oyes puta de mierda?
    
    —Sí, Luna, te oigo, pero no quiero.
    
    —Ya, siempre me dices eso, pero después bien que estás caliente
    
    Karina pensaba que eso era cierto, tras unos azotes, su libido se acrecentaba, había querido ir a una psicoanalista amiga suya para preguntarle si realmente ella era masoquista, pero la respuesta le aterraba.
    
    Como quería hacerlo bien y sin que le oyesen los vecinos, puso música con el volúmen bien subido. Acercó el equipo a una pared que daba entre la puerta de entrada a la vivienda y la terraza.
    
    Se quedó de pie mirando a Karina, sin gesto, sin emoción. Tomó la botella de Dyc y volvió a darle un trago largo. Se sentó sobre la silla y abrió las piernas. Estaba desnuda, como Karina. La excitación anterior, el calor del día y el alcohol le hacían sudar. Se inclinó hacia adelante y miró de nuevo el culo de Karina y a continuación le dejó caer un buen gargajo de saliva sobre la raja que dividía ambos cachetes.
    
    Luna comenzó su castigo. Comenzó flojo, sin notar una sola queja. Tan solo deseaba calentar físicamente el cuerpo ...
    ... de su perra. Golpeaba sobre cada nalga dos veces y lo mismo sobre cada pierna en su parte posterior.
    
    Karina, al igual que en anteriores ocasiones y con la lección aprendida, iba contando los azotes, y cada cinco le daba las gracias por ello a su ama.
    
    Cuando ya llevaba treinta azotes y la piel estaba enrojecida, Luna comenzó a ser más dura. Al azote número cincuenta los sollozos comenzaban a hacerse notar.
    
    Luna notaba también como sus pezones se endurecían y su sexo empezaba de nuevo a excitarse, y ello le llevaba a golpear cada vez más fuerte.
    
    Karina comenzaba a llorar, pero seguía contando
    
    -sesenta y cuatro
    
    -sesenta y cinco, gracias ama
    
    Las primeros moratones aparecían y en alguna zona de su nalga y pierna derecha comenzaba a verse algo de sangre.
    
    Luna no decía nada, ni la insultaba ni le obligaba a callarse. Le gustaba oirla de contar sin que le dijese que parase.
    
    Faltando quince azotes se puso en pie y le chilló de que no se moviese. Con una mano no dejaba de tocarse de forma nerviosa y muy agitada sus pezones y sus pechos para de vez en cuando tocarse el sexo húmedo.
    
    Una vez de pie sus azotes fueron de rabia y con mucha rapidez, obligando a Karina a gritar de dolor y moverse levemente de un lado para otro.
    
    —¡como tires la silla empiezo de nuevo, perra!
    
    Finalmente el castigo terminó.
    
    Luna quitó la silla de encima de su juguete. Le gritó de que no se moviera. Quería ver cómo habían quedado sus nalgas y sus piernas. Seguía tocándose su ...
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