1. La dominación de Karina


    Fecha: 28/11/2017, Categorías: Hetero Autor: etrusko, Fuente: CuentoRelatos

    ... iba a realizar una llamada desde el móvil, se abrió la puerta.
    
    —Por fin! ¿dónde estabas?
    
    —Calla y pasa.- ¿traes el dinero?
    
    —Sí, claro que lo traigo, cariño. Llevo dos semanas sin verte y ni un beso ni una palabra amable, nada. Gracias, eres un encanto.
    
    —Siéntate donde puedas mientras cuento el dinero. Te dije trescientos, espero que esté todo.
    
    Karina se sentó en un tresillo sucio mientras esperaba ser objeto de atención. Los respaldos estaban rotos, y había manchas de chocolate en uno de los cojines.
    
    —Ya estoy para tí, mi amor. -Le dijo con cierta sorna
    
    —Ah, sí? Ya? Teniendo tu dinero, ya soy persona?
    
    —No te enfades amor, ya sabes que necesito el dinero para vivir, y ahora con un bebé, pues imagínate.
    
    Se puso encima de ella. Sobre sus piernas kilométricas no tenía problemas para acomodarse.
    
    —¿y el niño cómo está?
    
    —Bien, ahora está dormido. Acabo de darle el pecho, por eso he tardado en abrir.
    
    —Ajá. ¿y el borracho de tu marido, no vendrá, verdad?
    
    —No se, le di dinero para que aguante esta tarde en el bar.
    
    Luna era una mujer muy pequeña, no llegaba al metro y medio, y de facciones y cuerpo redondito. De haberse cuidado podía haber tenido una cara simpática, pero una vida llena de dificultades desde pequeña y el maltrato que le infligió su primer marido le dejaron una expresión en la cara de desgana ante la vida y además era muy poco agraciada físicamente. Sus tetas no eran grandes, lo parecían por su cuerpo regordete, pero una vez ...
    ... desnuda, sus pechos sobresalían poco. Sus uñas estaban totalmente descuidadas y desconchadas por un esmalte de uñas que posiblemente aterrizó sobre ellas hacía semanas; por otro lado, la depilación parecía no estar hecha para ella. Eso incluía su sexo, que de no llevar amplias bragas por su amplio culo, el vello sobresaldría por encima de cualquier tanga o bragas de un tamaño más pequeño.
    
    Karina no sabía qué le impulsaba hacia aquella mujer, lo desconocía totalmente. Tampoco quería indagar en los por qué. La conoció en un bar del centro de Málaga en plena feria. La ayudó porque la vió borracha tirada en la calle, y en vez de dejarla en un taxi, la llevó personalmente a su casa. Ahí empezó todo.
    
    Luna estaba a horcajadas sobre Karina. Los pechos de ambas casi se tocaban, y los ojos de ambas no atendían a otros mundos que a los ojos que tenían enfrente.
    
    —Qué guapa vienes, guarra. Le dijo Luna
    
    —No te permito que me hables así. -Le recriminó Karina, pero en un tono nada convincente.-No me has mandado ni un sms, no me cogías el móvil, ¡joder! no me deseas nada, y sin embargo yo deseándote todas las noches. Estoy enfadada. (En ese momento hizo una mueca con los labios como el de una niña enfadada)
    
    Luna iba desabrochándole la camisa mientras Karina hablaba. Se asombró del sujetador que llevaba y lo bien que le sentaba.
    
    —Pareces una puta cara, perra. Me encanta este sujetador, debe valer más que todo lo que hay en esta casa.
    
    Sus manos menudas se posaron sobre sus ...
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