1. La dominación de Karina


    Fecha: 28/11/2017, Categorías: Hetero Autor: etrusko, Fuente: CuentoRelatos

    ... se traía entre manos.
    
    Una vez en la cama de nuevo, Luna le indicó a su perra como la quería colocada en la cama. Realmente era como si estuviese acostada normal. Sacó de la bolsa unas cuerdas y las fue atando a las muñecas de Karina, para pasarlas por debajo de la cama y de esa forma impedir que ella pudiese utilizar sus brazos. Su perra se dejaba hacer muy sumisamente.
    
    La misma operación hizo con sus tobillos, quedando con brazos y piernas en cruz. Luna la había atado fuertemente, por lo que apenas podía moverse Karina sin que el movimiento le hiciese daño.
    
    Una vez atada fuertemente, le colocó un gran cojín bajo su cabeza para tenerla ligeramente incorporada. Se acercó a ella y le vió esos maravillosos ojos que la miraban con una mezcla de deseo, miedo y súplica de placer. Luna le introdujo la lengua en su boca de forma violenta, besándola con tal fuerza que le impedía respirar. Antes de retirar su boca, le mordió fuertemente su labio superior hasta hacerlo sangrar. Rió con ganas por su ocurrencia y volvió a hacerlo. Karina intentó quitar su cara, pero apenas tenía defensa. Volvió a morderla y volvió a hacerla de sangrar. La sangre de su nariz se mezclaba con la de sus labios.
    
    Luna paseó dos dedos de su mano derecha por los labios ensangrentados de Karina para, sin dejar de reir, metérselos en su vagina.
    
    Mira cómo me masturbo con tu sangre, puta. Le apuntaba Luna.
    
    Luna se colocó finalmente encima de ella, de rodillas, sentándose sobre su duro vientre, y ...
    ... posando sus manos sobre los pechos de Karina. Tomó la bolsa de tela negra. Seguía sonriendo. Finalmente se la colocó en la cabeza, tapándola.
    
    Karina, asustada, comenzó a chillar diciendo que le quitase la bolsa. Empezó a moverse violentamente a pesar del dolor que ello le causaba en tobillos y muñecas.
    
    Luna se puso de pie en la cama, viendo cómo se movía su perrita. Sin más, le asestó una fuerte patada en el sexo de Karina, consiguiendo de ella un sonido agudo de fuerte dolor.
    
    Karina lloraba de dolor. Luna se le acercó y cerró la bolsa de tela con la cuerda que ésta llevaba, haciéndole un nudo que dejaba la bolsa ajustada a la cabeza. Una vez firme, y sin hacer caso de las súplicas de Karina, cogió la otra bolsa.
    
    De ella sacó inicialmente unas tijeras. Se acercó a la cabeza de su juguete y le gritó para que se callara y se estuviese quieta. Cogió un trozo de tela a la altura de la boca, lo dobló, y cortó un trozo con cuidado de no tocar la piel. Karina respiraba con ansiedad, tomando el aire que le faltaba. Luego, hizo que el corte fuese alargado para que no tuviese problemas para respirar y también para que pudiese verle perfectamente los labios.
    
    Cogió de la mesita de noche el pintalabios rojo de Mercadona y le pintó nuevamente los labios. Al principio con cuidado, pero viendo que no le quedaba bien, le pintó de cualquier manera.
    
    —No se si pareces una payasa, una yonki o una puta de cinco euros el polvo.
    
    Dejó la bolsa a un lado de la cama, junto a la cadera ...
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