1. El Grueso.


    Fecha: 17/05/2020, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: PPTon, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... 
    —Bueno— le contesté, —ganamos, con trabajos pero ganamos— y a boca de jarro siguió diciendo 
    —Oye, te acuerdas del día que te quedaste dormido en la cama grande? — 
    —Si— le contesté, 
    —y te acuerdas de algo? — 
    —Si, de todo— le dije con toda la intención de no darle muchas vueltas al asunto, total, era de lo que estaba pidiendo mi limosna. Se sentó a un lado de mí y nos relatamos lo que habíamos hecho y lo que habíamos sentido, para finalmente, quedar de acuerdo en hacerlo de nuevo, con la advertencia y promesa mutua de no comentarlo con nadie. 
    Se puso de pie frente a mí y yo desabroché los botones de su pantalón y metí la mano en su trusa para agarrar su verga, que ya se estaba poniendo robusta y sacarla de un solo movimiento. Efectivamente, aún a media erección, aquello se estaba engrosando más en cada movimiento que le hacía. Luego me lo acerque a mis labios entreabiertos para besarlo en varias ocasiones, suficiente para que se pusiera casi al 100%.
    Nunca había visto nada igual, se trataba de un pene de forma para mí nunca vis-ta, su glande no era grande, más bien era chica y terminaba en punta en su orifi-cio uretral, a partir de la base de la cabeza se empezaba a engrosar con cierta brusquedad, tanto que, como ya lo comenté, no lo alcanzaba abarcar con mi mano, la verdad era hermoso, no era grande, lo que le faltaba de tamaño le so-braba de gordo. 
    Luego de los besos que le di en el glande, abrí un poco la boca y me lo introduje un poco, unos movimientos y ...
    ... aquello alcanzó el 100 de erección. Su cabeza en forma de punta, se resistía a salir por completo pues una parte del prepucio pare-cía que lo cubría. No pude llegar a más de un poco más de la base del glande, más allá era imposible, no cabía en mi boca, creo que ni al más bocón le hubiera cabido. En cada movimiento, “El Grueso”, apodo que le quedaba muy bien, gemía y me regalaba unos espasmos acompañados de gotas de un viscoso líquido preeyaculatorio con suave sabor dulzón, no desperdicié ni una gota de ese precia-do líquido. Con lo que había leído de algunas revistas “prohibidas” no aptas para menores, sabía de la riqueza nutritiva que tienen esos líquidos corporales. El hombre estaba entero, parecía que su esposa no apreciaba el potencial de su hombre, o tal vez le lastimaba, no sé, el caso es que estaba repleto de deseos sexuales retraídos y, obviamente, con testículos repleto de líquidos.
    No supe cuántos movimientos fueron suficientes para que “El Grueso” diera un fuerte pero silencioso gemido y un fenomenal embate, que su gruesa verga me hubiera entrado hasta más allá de mi garganta de no ser por mis dientes que lo detuvieron, acompañados de un torrente de abundante semen que me llenó la boca y que tragué de inmediato, sabía que vendrían más chorros del espeso y rica leche, así fue, casi de inmediato, sentí el segundo, luego el tercero y el cuarto y ya el escaso quinto que completé la dosis con una afanosa succión que lo hizo pujar como que si estuviera levantando algo muy ...
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