1. El Grueso.


    Fecha: 17/05/2020, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: PPTon, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... para sa-tisfacernos cómodamente cuando me visitaba, 1 o 2 veces por semana y había que ser muy reservado para no despertar sospechas.
    Una tarde-noche que regresaba de estar con Hilario y de haberme dado una cogi-da fenomenal, llegué a la casa por la puerta del corral y me percaté que alguien se estaba bañando en el cuartito que para eso se usaba y que estaba ubicado muy al fondo de lo que era la casa, a un lado de la puerta trasera, algo lejos de todo lo demás. Al entrar, maliciosamente me acerqué a la puerta que estaba entreabierta. Me imaginé que era una de las hijas de “El Grueso” y se me ocurrió verla sin nada puesto, pero, sorpresa, era él totalmente desnudo y con la verga a medios chiles. De inmediato se dio cuenta que era yo y me invito a entrar y cerrar la puerta. Lo hice con la idea de contemplarlo nada más, pues Hilario me había surtido muy bien.
     —No te bañas?, nadie se ha dado cuenta que estas aquí, además, hay visitas, las viejas de la iglesia que vienen a no sé qué cosa—
    No me pareció mala idea, ya que aún me sentía embarrado de lo que me dio Hila-rio.
    Con un sí, me empecé a quitar la ropa y me metí a la regadera junto con él, quien me restregó y me enjabonó totalmente pasándome sus manos por todas las par-tes de mi cuerpo, incluyendo, claro está, varias pasadas por mi verga y mi culo. No resistí la tentación y también le sobé su grueso pito que respondió de inmedia-to. “Ya estaba digerida la jalea y decidida la pelea”. No pensé nada, tomé un poco de jabón ...
    ... y se lo restregué en su miembro ya erecto casi al 100, me doy la vuelta y lo pongo en la puerta de mi recién usado agujero, él empuja un poco y siento que su cabeza entra con cierta facilidad y sólo pude decirle
     —Despacio, despacio y suave—
    Y así lo hizo, con suaves y pequeños empujoncitos, entre gemidos de ambos, la cosa fue entrando poco a poco. Sentía cómo la piel de mi ano se iba estirando y que causaba pequeños dolores. Ya no había modo de sacarse porque lo estaba disfrutando como nunca y estaba decidido a llegar hasta las últimas consecuen-cias.
    —Te duele?— me preguntó.
    —Si, un poco, pero sigue, sigue despacito.
    Estaba haciendo un esfuerzo porque conforme entraba, se estiraba más mi deli-cada piel anal, pues cada vez se hacía más grueso, pero ya no quería dar marcha atrás, de ninguna manera me iba a perder de tan semejante experiencia, doliera lo que doliera. Por fin sentí que su vello púbico llegaba a mis nalgas.
    —Ya?— Me preguntó.
    —No, sigue más, pero despacio— Le contesté con cierta ansiedad.
    Con 2 empujoncitos más, el gran palo entró totalmente. Estaba muy grueso lo que tenía adentro, pero no era muy grande, por lo que no hubo molestia del colon, to-do estaba fabuloso.
    Lentamente empezó el entra y sale y los gemidos de placer no se hicieron espe-rar. Sentir cómo se dilataban y contraían mis tejidos anales al entrar y salir seme-jante animalote, con 2 o 3 movimientos de meter y sacar, mis tejidos se dilataron y con tanto lubricante, la entrada y salida se ...