Perversos vecinos (Parte I)
Fecha: 01/12/2017,
Categorías:
Microrelatos,
Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos
Pasados mis veinticinco años concluí que ya estaba bastante crecidita para seguir viviendo con mis padres por lo que decidí independizarme, trabajaba en una heladería que quedaba demasiado lejos de casa, y el traslado me insumía demasiado tiempo y demasiado dinero por lo que la situación se me hacía insostenible, además quería tener mi propio espacio.
Alquilé una modesta casa interna que distaba diez minutos a pie de mi lugar de trabajo, y pronto me hice a la idea de mi nueva vida, de mi soledad, lejos de papá y de mamá y de la convivencia de cinco con mis dos hermanas menores.
La sensación de libertad fue extraña, valerme al cien por ciento de mi misma en principio no fue tan fácil como había imaginado, ya no había nadie que hiciera las compras, ni las comidas, ni los aseos, tener que encargarme de pagar mis impuestos y hasta de lavar mi ropa interior!, papá y mamá ya no estaban.
El departamento era sencillo, pequeño, cocina comedor, baño y un escueto dormitorio, en la planta alta un quincho vidriado donde estaba un lavadero y afuera el tendedero, no mucho más, lo decoré a mi gusto con plantas y libros, ya que me gusta la lectura, improvisé un living con un par de sillones y un pequeño led.
La edificación no era muy convencional, originalmente era una casa amplia cuyo dueño tuvo la idea de dividirla y de una hacer dos más pequeñas para poder tener mejor rédito en rentas, por lo cual no había la suficiente privacidad con la casa lindera y las distancias entre ...
... ambas eran demasiadas cortas.
Antes de seguir con la historia, quiero aclarar que siempre fui una chica muy normal, nunca fui de llamar la atención, ni por mi forma de ser ni por mi forma de vestir, tampoco me daba el físico para pretender ser una bomba sexual. Criada como habrán notado en el seno de una familia humilde mis objetivos de vida pasaban por encontrar un buen hombre que sea esposo y padre de mis hijos, no mucho más, era bastante retraída, acomplejada y pudorosa con todo lo referido a temas sexuales y solía sonrojarme con facilidad ante el menor diálogo de esta índole. Solo había tenido relaciones con dos chicos y no había besado en la boca a más de seis, tal vez, siete si dar un pico cuenta como besar en la boca.
Pero las cosas darían un giro inesperado en mi vida y Adriano y Paula, mis vecinos en la pequeña casa contigua, serían los culpables.
Ellos tenían un gimnasio y se notaba, eran dueños, por nuestros horarios apenas nos cruzábamos por las mañanas Adriano era grandote, fornido, de tez oscura, moreno, con el porte de esos actores de películas de acción, con músculos por demás marcados, a tal punto que parecía no tener cuello, me enteré que lo apodaban ‘bulldog’ y al observarlo era inevitable que su apodo viniera a mi mente. No era un tipo carilino, es más, diría que hasta era feo, pero tenía ‘ese no sé qué’ que atrae a las mujeres y se me hacía difícil no mirarlo con ojos femeninos, me atraía sin dudas, pero él tenía pareja.
Paula era un poco más alta ...