1. Perversos vecinos (Parte I)


    Fecha: 01/12/2017, Categorías: Microrelatos, Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    ... embestía una y otra vez como un toro embravecido, y ser una fisgona tras las cortinas me produjo una irrefrenable excitación, me sentí mojarme, me sentí afiebrada, no podía apartar los ojos del sexo desenfrenado de mis vecinos, comencé a acariciarme los pezones por sobre la ropa y sentí latir mi clítoris, los minutos pasaban y no podía dejar de mirar…
    
    De pronto percibí que la mirada de Paula se dirigió hacia donde estaba, un frío corrió por mi cuerpo y quedé más petrificada que antes, ella ya no sacó la vista de mi ventana y yo tampoco pude hacerlo, acaso me había sorprendido? acaso lo habían preparado? acaso era solo mi imaginación?
    
    Ella me regaló una sonrisa, bajé corriendo la escalera envuelta en pánico, me tiré sobre la cama y me masturbé con locura, grité como ella gritaba, mis vecinos me estaban enloqueciendo…
    
    Pasé mi día, fui a trabajar, volví, me di una ducha y me preparé para la fiesta de mis vecinos, pero para mi sorpresa, nada pasaba…
    
    Había ido a la cama, leía un libro cuando sonó mi teléfono
    
    - Hola?
    
    - Hola Flopi, soy Adriano, tu vecino…
    
    - Hola Adriano, algún problema?
    
    - No, no… solo una pregunta, puede ser?
    
    - Si… como no – en ese momento supe lo que iba a preguntar
    
    - Me dijo Paula que esta mañana nos estuviste observando… ya sabes, en la terraza…
    
    Mi silencio fue tan pronunciado que me di cuenta que estaba acorralada
    
    - Tal vez… puede ser…
    
    - Sabemos que te gustó espiar… te gusta espiar a tus vecinos? – notaba la sonrisa ...
    ... dibujada en su rostro aun sin verlo
    
    - Basta Adriano! cual es el tema?
    
    - Tranquila, tranquila… a Paula y a mí nos gustó el juego… así que llamaba solo para decirte mañana misma hora, mismo lugar.
    
    No pude decir más porque el ‘click’ del corte se escuchó de inmediato, iba a llamar pero dudé y los ruidos acostumbrados comenzaron al otro lado, como de costumbre, y como de costumbre terminé masturbándome en la soledad de mi cuarto, a esa altura asumí que si no encontraba pronto una buena verga que me quitara la calentura iba a estallar…
    
    El miércoles me desperté temprano, excitada, me juré que no subiría, una y otra vez, pero miraba el reloj de la pared con insistencia, minuto a minuto, mis principios morales me decían que no debía hacerlo, pero la puta oculta en mi podía más. Mi férrea resistencia duró diez minutos pasada la hora pactada, no pude evitarlo y subí la escalera a los saltos, incluso salteando escalones…
    
    Llegué a la ventana, otra vez a observar tras la cortina, ellos estaban ahí, tal cual lo dicho la noche anterior, solo que ahora era el quien estaba apoyado en la mesada y quien miraba hacia mi ventana, desnudo, hermoso, perfecto, su esposa estaba arrodillada entre sus piernas, evidentemente pegándole una buena mamada, ella estaba vestida, me inundé de inmediato, Adriano levantó una mano e hizo un guiño de forma que yo supiera que me observaba, en algún momento eso me hubiera sonrojado, pero esa mañana fue diferente, casi sin pensar me desnudé de la cintura para ...