recuerdos
Fecha: 28/05/2020,
Categorías:
Incesto
Tus Relatos
Autor: jac, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... no tenía novia, ya que no había encontrado a ninguna que me llegase. Tampoco había tenido muchos encuentros más que lo que se podía sentir en un baile o con un beso en la boca. En definitiva, yo era virgen aún. Mi abuela me miró y dijo, pero si eres un chico como un adonis, guapo, bien formado, en ese momento Melissa con cuidado me quitó mi taparrabos, y tienes un buen pene, mientras lo miraba y al decir aquello, tomo mi pene en su mano y recordó que cuando era pequeño ella recordaba como era, mientras sus suaves caricias hacían crecer mi pene. Tenemos que arreglar algunas cosas para que te puedas situar como el resto de los hombres y que seguramente es necesario para que puedas sentir nuevas sensaciones que te harán disfrutar y ver la vida de otra manera. No es difícil ya que nuestros antepasados han sido siempre pioneros en la enseñanza y preparación de los descendientes. Mi padre y mi madre, mis abuelos, mis tíos y hermanos, en fin, algo unido a la tradición familiar. Esta vez por causa de la situación seré la encargada de hacerte un hombre del todo. Espero que lo disfrutes y sientas la felicidad de algo nuevo.
III
Melissa quitó el taparrabos a mi abuela y vi con detalle su hermosura desnudez completa. Era como una estatua griega viviente. Se acercó a mí y me abrazó con suavidad, pero apretando sus hermosas tetas contra mi pecho y su vagina contra mi erecto pene. Fue una sensación inolvidable y producía ardor y ansia de algo indescriptible. Mi abuela se agacho ...
... un poco introdujo mi pene en su boca y empezó a chupar con verdadera fruición. Era una sensación nueva y muy agradable a la vez que Melissa ponía su vagina en mi boca para que la besase y lamiese, cosa que hice. Notaba que estaba húmeda y el sabor era agradablemente cálido. Poco a poco no te que mi pene se introducía en la vagina de mi abuela con suavidad y con la resolución que requería el bombeo que se produciría posteriormente entre los gritos apagados de gusto que le producía este entrar y salir igual que a mí. De pronto noté que algo caliente salía con fuerza disparado y se me iba y sentí unas ganas de gritar fuerte, y mi abuela gritó de gusto y nos movimos más fuerte en el balanceo de la unión total hasta quedar agotados. Una sonrisa de felicidad nos iluminaba el rostro y tirados en el diván soñábamos en los momentos anteriores. Tu primer polvo, dijo la abuela con alegría, espero que haya sido del gusto del señor. Yo respondía con agitación, jamás pensé que esto fuera real, es como flotar y nadar a la vez. Es único. Y esto no puede parar de hacerse. Mi abuela sonreía al escuchar mis palabras, se notaba que había hecho la tradición familiar una vez más. Y quedó pensativa unos instantes, seguramente recordando otros tiempos.
Mas tarde, mientras cenábamos, que la verdad ya sentíamos hambre, comentamos cosas que me hacían adquirir algo de experiencia de la que empezaba a necesitar, pensando en adelante.
Estaba echado en la cama para descansar y pensaba en los detalles del ...