1. De cómo me convertí en el prostituto de mi familia, con mi propio tío a mis 17 años aunque fuera un chico hetero


    Fecha: 15/06/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: LadoSensible.Blogspot.com, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... sin esperar a mi tío, por respeto.
    
    Cuando vino, mi tío venia sin playera, lo que resultaba algo asqueroso, y traía una short para la playa, unas sandalias. Sus ojos casi se le salen cuando me vio ahí sin nada. Me sentí un poco avergonzado por la forma en la que me vio. Noté que en sus manos traía una pequeña cajita que dejo en la misma mesa en la que puse mis cosas. 
    
    Se disculpó conmigo pero me dijo que tenía un cuerpo increíble a mi corta edad. Me preguntó que a donde iba a hacer ejercicio. Le dije que por las noches, en el patio de mi casa, mi papá me había hecho algunas pesas y mancuernas con cosas caseras y que antes de dormir entrenaba. 
    
    Me veía de arriba abajo, con una mirada muy, muy morbosa y casi con la boca inundada en saliva, comentándome que era un buen trabajo lo que había logrado. Yo solo atinaba a taparme mi masculinidad, pues aquello era demasiado. 
    
    Mi tío me mando por unas Sabritas y bebidas a la cocina, y al girar, noté como sus ojos se movían con el vaivén de mis nalgas, y su lengua, mojaba sus labios en señal de antojo. Aquello era bastante incómodo para mí, ya que eso no era normal. 
    
    Alistamos una mesa de centro de jardín y serví las cosas ahí, bebidas y algunas frituras. Había un silencio incomodo en ese momento. Ninguno de los dos se atrevía a hablar, y mi tío, me seguía viendo de una manera morbosa. No aguanté más y exploté, diciéndole que me tenia que marchar porque tenía más cosas que hacer.
    
    Como un resorte, mi tío me tomo ...
    ... fuertemente de mis manos diciéndome que no me fuera. Yo no entendí aquella actitud tan desmesurada y me empezó a dar algo de miedo. Mi tío leyó eso en mi rostro, me soltó de la mano y se levantó a donde había dejado la cajita. Regresó a donde yo estaba con la cajita en la mano. 
    
    Tío: —Mira, ¿te gusta? Lo compré especialmente para ti—. Me dijo. 
    
    Yo me quede con la boca abierta, aquello era un reloj carísimo. Se podía ver a lo lejos. Casi con la boca abierta y sin decir nada acerté moviendo de arriba abajo mi cabeza. Mi tío cerro la caja de golpe y me dijo:
    
    Tío: —Es tuyo, vale casi los $50,000. Solo que me gustaría proponerte algo—. Me dijo muy seriamente. 
    
    No pude pronunciar ninguna palabra. ¿En verdad ese reloj tenía ese valor? No podría creer que mi tío me hubiese comprado eso así por así para mí. O sea, éramos un par de desconocidos, por qué tendría estas consideraciones conmigo. 
    
    Tío: —No sé cómo decírtelo sin que te lo tomes a mal—. Me dijo algo preocupado. 
    
    Yo: —Al chingadazo, ¿a quién hay que matar o qué?— Respondí un poco sarcástico. 
    
    Tío: — A nadie, no seas tonto—. Me contestó algo molesto. 
    
    Le pedí disculpas, diciéndole de una forma clara que no entendía porque se tomaba esas atribuciones conmigo ni lo que quería realmente. 
    
    Tío: —Quiero cogerte—. Me dijo de una forma clara y muy seguro de lo que decía. 
    
    Yo: —¿Cómo?—. contesté yo, titubeando y bastante sorprendido por lo que me decía. 
    
    Tío: —Lo que estas oyendo—, me respondió en lo que ...
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