Mi primera vez con un hombre mayor
Fecha: 04/12/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Carlos Gijón E., Fuente: CuentoRelatos
No me considero gay, en el sentido estricto de la palabra, a pesar de haber hecho lo que les voy a contar. Digo, nunca me han gustado los hombres, jamás los consideré ni los he considerado atractivos, para nada, pero este hombre en particular me hacía sentir de otra forma, me hacía e hizo desear por primera y única vez a otro hombre, me hizo desearlo, me hizo desear ser llenado por él en todas las formas posibles.
Se llamaba Joaquín y tenía poco más de 65 años, con la estampa propia de alguien de su edad, tenía cabello gris, cejas gruesas muy negras que contrastaban con sus profundos ojos azules, era alto, de más de 1.85 y pasaba los 100 Kg. de peso, era de piel blanca, velludo, no muy atlético, de hecho, con algo de panza, pero que a mí me terminó encantando luego, de voz grave y rostro agradable, Joaquín era casado y con dos hijas de mi edad y ante la sociedad, como Yo, era el máximo exponente de la heterosexualidad.
Distinto a mí en todo lo demás, tenía Yo entonces apenas 22 años, recién había culminado mis estudios universitarios, era delgado, de apenas 54 Kg. y 1.60 de estatura, piel morena, cabello y ojos negros, lampiño en cada parte de mi cuerpo, muchos decían que parecía un niño de 10 años.
Nos conocimos en el trabajo, era mi primer trabajo desde que terminé mis estudios y me encantó desde el primer día, buen ambiente, buenos compañeros, era un lugar bastante tranquilo y distendido para ser un trabajo, compartíamos oficinas con otra compañía pero no me ...
... molestaba, todas eran personas agradables, todas menos él. Desde el día en que lo conocí llamó mi atención, era la única persona que no sonreía en todo el lugar, casi no hablaba y apenas miraba a los demás, parecía estar siempre ocupado y de mal genio. Fue por esa forma de ser tan particular que luego me daría cuenta de que Joaquín o el Sr. Fernández, como le llamaba entonces, se traía algo raro conmigo.
Trataba de impresionar a mis jefes por lo que solía quedarme hasta muy tarde trabajando, solía ser el último en dejar la oficina, me gustaba trabajar hasta las 8 o 9 de la noche, sin nadie que me molestara, no había teléfono que interrumpiera, colocaba música y todo fluía para mí.
Joaquín hacía lo mismo, todo menos la música, pero en su oficina, al otro extremo del piso, nunca lo veía, no tenía por qué.
Una noche Joaquín llegó a mi oficina, sólo intercambiamos un par de palabras pero me resultó muy extraño que este señor, que apenas saludaba o se despedía, se tomara la molestia de ir al otro extremo del piso para hablar conmigo, el chico nuevo del lugar, es verdad, quizá fue solo por la música pero igual me resultó muy extraño. Esa noche solo intercambiamos un par de palabras, me preguntó si tenía mucho trabajo, Yo respondí que sí, y listo, no hablamos más.
La misma escena se repitió un par de veces pero cada vez fue más cordial el saludo, me preguntaba cómo estaba, cómo me sentía en el oficina y cosas así, pequeña plática.
Una noche antes de irme quise corresponder ...