Mi primera vez con un hombre mayor
Fecha: 04/12/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Carlos Gijón E., Fuente: CuentoRelatos
... sus visitas y me acerqué a su oficina, golpeé a su puerta y éste me dejó entrar, tenía un montón de papeles, una botella de vino y una copa, le saludé y dije que ya me marchaba, que le deseaba una feliz noche, éste me preguntó dónde vivía, al responderle me dijo que como estaba en su camino que me quedara, que lo acompañara con una copa y que al terminarla él me llevaría hasta mi casa. Acepté la invitación e inmediatamente me sentí sumamente extraño, con una sensación de anticipación que pocas veces había experimentado, sentía que la situación se había hecho íntima y que algo extraño iba a suceder. Hablamos de su familia, de que, si yo tenía novia, de cuales otras cosas, aparte del trabajo, nos gustaba hacer y cosas así, nada pasó esa noche pero entablamos una relación.
Al día siguiente no le vi en la oficina y así por las próximas dos semanas, se encontraba fuera del país en un viaje de trabajo según me contó su asistente, con quién solía hablar. No le dije a nadie de aquella noche en la que compartimos copas.
Pasó otra semana y quería verle, quería tener otra plática como la de aquella noche, sentía que algo había quedado pendiente.
Al cabo de un mes me encontraba, como ya era habitual, trabajando sólo en mi oficina escuchando algo música, cuando de la nada apareció él, traía una botella de vino y dos copas, me saludó y comenzamos a hablar, me habló de su viaje y de cosas triviales, poco a poco, entre cuentos e historias, bebimos la botella, Joaquín propuso ir ...
... a su oficina por otra y así lo hicimos. Noté cuando me puse de pie que estaba algo mareado y él también lo notó, me dijo que eso sucedía por lo delgado y chico que era, que un hombre como él podía beber más por su tamaño, reímos al respecto, ya en su oficina destapamos la otra botella, seguimos hablando, él más que yo, hablamos de todo un poco hasta que Joaquín trajo de nuevo el tema de mi peso a la conversación, me preguntó cuánto pesaba a lo que respondí: 54 kilogramos. Él hizo caras de no estar muy convencido, me dijo que debía pesar menos de 54 kilos y me retó a quitarme la camisa para comprobarlo. Me pareció extraña su petición pero entre las copas y esa extraña sensación de anticipación accedí, me quité la camisa y me quedé de pie frente a él. Se acercó sin ponerse de pie, corriendo la silla hasta mí, hizo como si me inspeccionara, me miró de cerca, Yo sentía mis orejas arder del calor, sentía mi corazón latir a toda velocidad, me tocó el abdomen, me dijo que no me parecía en nada a él, que era muy delgado, sin un vello y color canela. Ante ese comentario sólo atiné a responder que debía verlo Yo a él para ver qué tan diferentes éramos. En este punto ya nada era normal, sabía lo que se venía, que nada sería como antes, que estaba poniendo en riesgo todo, absolutamente todo, pero mayor era la calentura que sentía que la razón.
Joaquín accedió, se puso de pie y se quitó la camisa y en efecto, no era para nada como Yo, hice lo mismo que él hizo, me acerqué y toqué su ...