Mi bella madre durmiente (Parte II)
Fecha: 05/12/2017,
Categorías:
Anal
Autor: kaliman, Fuente: CuentoRelatos
... explicación, porque en anteriores ocasiones Ámbar había bebido un poco más que esta ocasión, esta vez habían sido tan solo dos copas y la segunda ni siquiera la había terminado.
El caso es que Ámbar se quedó dormida en la mesa, tan profundamente que tuve llevarla a su auto cargada en mis brazos. Cuando llegue a casa de mi tía Diana, se asustó un poco.
— ¿qué paso?
Me franqueo el paso
—nada tía no te espantes, mira está dormida, se tomó una copa y se durmió en la mesa, no lo puedo creer ella no toma mucho pero eso fue demasiado poco.
Abrió la puerta de su recamara y la deposite en su lecho,
—Ahí déjala después le ayudo a recostarse
Mi tía salió del cuarto y se dirigió a la cocina le di un último vistazo a mi prima y al ver su rostro perlado de su sudor y sus mejillas enrojecidas me salí de su cuarto más tranquilo.
Deje las llaves del auto sobre la mesa de centro, me disponía a marcharme cuando mi tía apareció con dos espumeantes tazas de café.
—no se hubiera molestado tía
—no es ninguna molestia además es indispensable que hable contigo
Me sorprendí un poco de sus palabras había algo de reclamo en ellas, le mire atentamente y entonces me percate de lo tenue de la vestimenta de mi tía.
Recordé entonces… no recuerdo cuando exactamente, fue una plática entre adultos por supuesto, pero referían que mi tía Diana era muy generosa para mostrar sus encantos y de plano la acusaban de ser ligera y cachonda.
Al menos en ese instante las referencias ...
... no estaban equivocadas porque ella traía una bata muy tenue tanto que se veían sus enormes globos flotar libres en su interior, sus oscuros pezones levantaban la tela dibujándose claramente.
Pidió mi taza vacía y se encamino a dejarlas a la cocina, no sé si fue a propósito el caso es que al dar la espalda parecía no traer pantaletas al menos sus firmes y estéticas nalgas no denotaban portar prenda alguna, cosa que pude confirmar cuando la vi de regreso a la sala, no, no traía calzones su oscura y abundante mata púbica traslucía claramente, Diana era divorciada tenía más de 5 años separada de su marido, era asombrosamente parecida a mama más corpulenta y más alta casi metro setenta, yo no era muy alto pero si alcanzaba uno ochenta.
Menor que mi madre con 6 años, honradamente bien sabrosa.
Seguramente dio cuenta de mis lascivas miradas sin embargo no intento cubrirse más bien simulo no darse cuenta.
—De que quiere hablar tía
—De ti y de Ámbar
—usted dirá tía
—de entrada no me hables de usted de plano prefiero que me hables de tu
—como tú quieras
—así está mejor, te voy a preguntar algo y quiero que me contestes la verdad
—Tú dirás
—dime ¿serias capaz de cogerte a Ámbar?
—yo… me llevo muy bien con ella nos divertimos pero nada más
—eso no contesta mi pregunta, de hombres… si me dices que sí, no tiene ninguna importancia no te voy a fastidiar la vida por esa razón quiero la verdad, incluso si ya te la cogiste
—no tía aún no en cuanto lo ...