El cuñado (Parte 1)
Fecha: 08/12/2017,
Categorías:
Gays
Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues
... el piso superior, y que tenía un hermoso balcón que miraba hacia el océano. Y Robert con Valentina dormirían en la habitación contigua. Papá había insistido en que fuera así. Y de milagro no los hizo dormir en habitaciones separadas. -No están casados como para que duerman juntos –dijo Bernardo cuando nos encontramos en nuestra habitación. -No le veo lo malo –dije mientras ordenaba mi ropa. -No confío en él –dijo más para él que para mí. Ignoró mi comentario. -Es amistoso y simpático –contesté sintiendo la necesidad de defenderlo. -Al igual que todos los psicópatas –comentó. Me miró de una forma oscura. La sangre se me heló-. Siempre el asesino es quien de menos se sospecha. -Hermano… -me sentí asustado con sus palabras. Pero su expresión se relajó y me miró con ternura. -Sólo bromeo –dijo. Se levantó y me acarició la nuca. Le gustaba jugar con mis rizos. Respiré aliviado. Luego procedió a quitarse la ropa para ir a jugar a la playa. Me sorprendí al ver su cuerpo desnudo. Muchas veces lo había visto antes en calzoncillos, pero nunca completamente desnudo. Miré su pene y luego al mío. La diferencia era evidente. Espabilé luego de caer en cuenta que era un poco raro lo que estaba haciendo y decidí imitarlo; por lo que comencé a buscar mi short. Fue una tarde bastante agradable, pero que terminó con mi hermana encerrada en el baño debido a que se había tomado un yogurt que estaba en mal estado. Al otro día, decidí ir a dar un paseo por la orilla del mar, y explorar unos ...
... hermosos roqueríos que se alzaban entre la arena y el agua. Se veían bastante difícil escalar por ahí, pero estaba seguro que la vista desde allí era magnifica. -No –respondió mi mamá cuando le pregunté si podía ir-. Es peligroso. Puedes tropezarte y caer y romperte la cabeza y… -Ya. Detente. Con eso es suficiente. Entendí el punto –la interrumpí cuando comenzaba a ponerse sádica-. Déjame ir, por favor. Si no me pasará nada. Tendré cuidado. -Si quiere, yo puedo acompañar a Dieguito –se ofreció Robert-. Conozco el lugar desde toda la vida. -No te preocupes, cariño –dijo mi madre-. No es necesario. -No es ninguna molestia. ¿Cuál es la idea de venir a la playa y terminar quedándose encerrado en una casa igual? Debe estar aburrido. -Bueno, sí, es cierto –concedió-. Pero, en ese caso, que lo acompañe Bernardo. -Está durmiendo una siesta –respondí-. Anoche se quedó hasta tarde leyendo, y ahora se sentía cansado. -¿Leyendo qué? –preguntó papá. -No lo sé –respondí encogiéndome de hombros-. Me dormí apenas comenzaba, y después no sentí nada hasta que desperté en la mañana. -Se quemará los ojos –se quejó mi padre. -Volviendo a mí –dije centrando el tema-. ¿Puedo ir? -¿Y Valentina? –preguntó mamá. -Está en el balcón reposando. Le llevé un té. Aún le duele el estómago. -¿De verdad no te molesta ir? –le preguntó mi madre-. Es un poco inquieto. -Estaremos bien –dijo sonriendo de esa forma encantadora. Mamá observó embelesada, y terminó aceptando. Robert subió a su habitación, y cuando volvió, ...