LA TRAVIESA DE MI SOBRINA - Relatos Eróticos

LA TRAVIESA DE MI SOBRINA

Lo vivido con mis hermanas bajo la “disciplina” de nuestros padres en casa de la abuela no quedó ahí, la confianza, el cariño y la atención de ellas hacia mí no ceso a pesar de que cada una tomo su camino llegado el momento. De mi parte, mi autoridad como hermano y único varón se mantuvo a pesar de estar casadas y del marido. 
Como ya conté nuestros inicios en los relatos de “una familia atípica”. La autoridad que me concedió mi padre y a complacencia de mi madre y su total apoyo, lo aceptaron mis hermanas Betty, Sandy y Moni, así como mi media hermana Andrea. 
Pero hoy me enfocare sobre mi hermana Betty.
Cuando Betty se casó se fue a vivir a una de las ciudades más industrializadas del país, pero con uno de los peores climas que existen. Siempre mantuvimos comunicación, tan es así que en su misma luna de miel me estuvo llamando por teléfono. No se diga cuándo regreso luego quiso que la fuera a visitar y pasara ahí con ellos unos días. Ahí, delante de su marido reafirmo mi autoridad sobre ella, sin que mi cuñado se opusiera. 
Cuando nació su única hija, le puso por nombre Araceli, quien desde pequeña fue muy consentida y mimada, le toleraban todo, incluso sus travesuras. Mi hermana Betty pretendió darme autoridad sobre su hija, no se diga mi cuñado, aunque esa autoridad me la gane solo sobre ella, ya que desde su nacimiento fui su tío consentido y favorito, quien platicaba con ella, jugaba y la llevaba de paseo sin restricciones cuando la visitaba o me visitaban, lo cual ...

... era muy frecuente, aparte de que en cada visita le llevaba algún juguete de los que sabía eran sus preferidos.
Y de hecho cuando iba a dar a luz mí hermana, fui yo quien estuvo ahí con ella, quien firmo papeles y la fue a recoger al hospital, ya que mi cuñado se encontraba fuera del estado.
Desde que nació, Araceli fue una nena muy hermosa, su piel blanca, ojos grandes y rasgados de color verde que no se a quien se los saco, ya que de nuestra familia nadie los tiene de ese color. Cabello rubio claro y ondulado. Nariz pequeña, boca mediana y de labios delgados y de un rojo natural. Desde pequeña su cuerpo ya mostraba una forma naturalmente bella y delineada. 
Era normal que cada vez que iba a visitar a mi hermana, Araceli estuviera pegada conmigo, que me abrazara y llenara de besos, que no quisiera separarse de mí, incluso hasta que se durmiera conmigo en varias ocasiones en un cuarto que ya me tenían reservado. Siendo desde los tres hasta los nueve años. Ya a los diez, su cuerpo dio tremendo cambio, se desarrollaba más rápidamente, era toda una señorita, sus pechos ya eran muy visibles y hermosos. Ahí en su casa era normal que anduviera con camisetitas o ya con brassier y en bóxer marcándosele su hermosa conchita y sus bellas nalgas. Me inquietaba y en una ocasión en que estuve en su casa, Araceli se puso un bóxer que su mamá le acababa de comprar, me lo quiso presumir y luciéndomelo alegremente junto con un top de conjunto, el cual era de color morado de encaje todo y el ...