1. Perversiones consentidas


    Fecha: 29/07/2020, Categorías: Primera Vez Tus Relatos Autor: Géminiskuri, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Perversiones consentidas
    
    
     A mi mamá le llevaron una muchacha de pueblo para que sirviera en las cosas de la casa y además cuidará de mi hermana de dos años y de mí.
    
    Eufemia se llamaba, era de raza negra con una cara poco agraciada y descuidada, labios gruesos, cabello rucho y un cuerpo de infarto para sus 15 años. 
    
    Mi madre había internado a mis hermanos mayores en un colegio privado para que se fueran disciplinados en los estudios a que estaban encaminados por ella: una médico y un abogado. Venían tres veces al año y por pocos días, eso me daba mucha tristeza porque amaba la compañía de mis hermanos.
    
    Mi madre era jefe del hospital local y por lo tanto su vida era ese sitio las 24 horas, y mi papá era un agente de inversiones que viajaba todo el tiempo, es decir, que el aburrimiento era mi compañero. 
    
    La llegada de esa joven trajo a mi vida mayor atención y jovialidad, ella al fin, una adolescente abriéndose camino con ganas de divertirse y no tomar tan en serio el riguroso trabajo de mantener activa una casa solitaria.
    
    Eufemia resultó ser una muchacha eficiente e inteligente, mi madre pudo elogiar que no repetía nunca una orden y el esmero de su trabajo era visible en todo lo que tocaba.
    
    En especial cuando notó el afecto que nos tenía hacía mi hermana y a mi: siempre limpios y contentos con su buen trato.
    
    Solía bañarme solo desde los cuatro años, era un poco independiente en eso, y sabía asearme como sabía, todas mis partes del cuerpo y también me ...
    ... vestía solo.
    
    Con la llegada de Eufemia en apenas dos días, se presentó en el baño y me dijo: "¿Niño Esteban, desde hoy yo lo baño a usted, si usted me deja?". No sabía que contestar y tampoco sentía pena de mi desnudez ante ella.
    
    Fue así, que sin mayor protocolo, tomó el estropajo que usábamos para limpiar la piel, y comenzó a darme muy suavemente por la espalda y piernas, el agua veía que se ponía oscura, cuanto tiempo viviendo con tanto mugre en el cuerpo. Pasó por mi cuello, pecho y axilas, y bajó a mi pubis y guevos, ahí ya dejó el coso ese de lado, su mano pelo mi pene flacido, que con su contacto se puso de una, erecto. 
    
    "¡¡Ay, muchacho si eres sensible!!
    
    Maseajeó con suma ternura mis bolitas y se fijó en el tamaño de mi penecito y exclamó:
    
    "¡¡Tienes para tu edad una buena pieza de diversión mi niño!!"
    
    Era un infante alto para mi edad, pues mis padres también eran ambos muy altos, era de tez blanca y vine a saber la medida de mi pequeño falo por la importancia que ya tenía para Eufemia, salió; al ver que no bajaba mi erección luego del baño; en busca de un metro de costura que mi madre guardaba en su nochero, y lo midió: 7, 8 cm, y abrió sus ojos y rojos labios con asombro: "¿¡Oye, pelao eres un bárbaro con esa cosa a los cinco años, cómo serás cuando tengas mi edad!?".
    
    Sus cosas me divertían y aliviaban mi monotonía y soledad. Solía bañarme tres veces al día y si llovía, dos por el frío, yo jugaba con mis carros y soldados en un pequeño patio de ...
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