1. Barbería, Folladero 1 y 2 de Wakandia


    Fecha: 11/12/2017, Categorías: Gays Autor: Tothem, Fuente: CuentoRelatos

    ... una y otra vez; ella jadeaba, arañaba su espalda y le oprimía las nalgas abrazando su espalda con sus piernas en un éxtasis continuo, ronroneaba y en suspiros entrecortados pudo oír palabras como “sí, no pares, que bueno eres, dame más, más, más”, no tardando en rectificar su posición y colocando las piernas de ella sobre sus hombros.
    
    Ahora si tenía una plena visión de los testículos y el pene cuando entraba y salía de la vagina, tal era la intensidad de su empuje que en cada penetración las nalgas de ella se hundían en la arena. El miembro salía viscoso, los testículos colgaban bamboleantes en cada final de tacada; por la respiración entrecortada y los estertores dedujo que la culminación del coito estaba tocando a su fin. Fueron las últimas penetraciones las más intensas y potentes, sus nalgas se contrajeron cuando dejo su pene clavado dentro y rugió como un toro bravo en señal de que había vaciado dentro. Ella emitió un suspiro quedando paralizada.
    
    El autobús les llevaba al pueblo cercano, la excursión turística era para dar a conocer las costumbres del país, José, aún consternado por la actitud de Cesar del día anterior no dejaba de pensar en ello. Las mujeres estaban charlando de las compras que iban a realizar, el cambio de moneda era propicio y les salía muy a cuenta. Por otra parte los hombres hablaban del estadio de fútbol y el pequeño casino, así como las licoreras. Extrañado José, por la obsesión de su vecino de asiento para poder ir a una peluquería, ya que ...
    ... mostraba una buena calva. Habían mantenido una pequeña charla con el señor, contaba unos cincuenta y pico largos de años, era ingeniero y su mujer había preferido quedar en el complejo, así como la Merche y su marido. Cesar le aconsejo el recorrido por la localidad. El ingeniero no paraba de mirar por la ventanilla al llegar, sus facciones se volvieron firmes y vivaces.
    
    Llegaron a la localidad, olía a fritangas, ese día el mercado estaba abarrotado. José iba tras el vecino del autobús intentando entablar conversación, le había hablado de su trabajo, sus merecidas vacaciones. Sus pasos eran rápidos no paraba en mirar los souvenirs y productos de la región. Al final de la calle el señor como un autómata giro hacía el letrero de peluquería. José pensó que dadas las circunstancias podría cortarse un poco el pelo, se lo comentó, contestó él con un “no lo lamentara”. Al entrar por el portal vio que el señor no estaba más tranquilo, pero si más alegre. Fueron recibidos por una señora gorda y vivaracha, aprestándoles a decirles que servicio querían y sin más dilaciones José le dijo que un afeitado. Como si le explotara en la boca el otro señor exclamo que quería el servicio completo. Entonces fue llamada una joven bajita de aspecto aniñado y invitó al señor a pasar a través de una cortina. Y sin más dilación entró apresurado. José pregunto en tono ingenuo que tipo de corte o esteticien se hacía que tan apresurado había entrado el otro. Le dijo que su hija hacía servicio especial, ...
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