1. La vida después de Balbi y Cris


    Fecha: 12/12/2017, Categorías: Incesto Autor: apatino, Fuente: SexoSinTabues

    ... la de cenar, lo mismo, la de la tertulia, la gente sacaba las sillas a la calle y, hala, a darle al pico. Pasé allí unos tres meses que no se los deseo ni a mi peor enemigo. Me pasaba el día mirando la tele, sin verla realmente, fumando y bebiendo whisky barato, gastando las últimas pesetas que me quedaban. Un día, cuando volvía a casa de no sé de donde ni para que, vi a una niña sentada en el banco que había junto a la puerta de mi edificio. No había nadie más porque era la hora de comer y me extrañó ver a la niña sola, allí. Era un niña normal, como de 11 años, con vestidito blanco veraniego, aunque era todavía primavera, y cuando me vio se me quedo mirando fijamente y sonrió. Estaba sentada y tenía un pie en el suelo y el otro en el banco, de tal manera que la falda se le subía un poco por las piernas y dejaba ver un poco de sus braguitas, también blancas. Inmediatamente mi vista fue a parar a sus bragas, instintivamente. Me paré y disimuladamente, seguía mirando sus bragas. Ella hizo un gesto y apartó un poco la pierna que tenía sobre el banco, lo que hizo que la vista de su entrepierna fuera mucho mejor. Por primera vez en mucho tiempo noté que la sangre volvía a mi polla y esta crecía, como reclamando su derecho a vivir. Yo sonreí más y ella me devolvió la sonrisa. Me acerqué al banco y me senté junto a ella. Le pregunté que qué hacía ella sola allí y como es que no estaba en su casa, como todo el mundo. Me explicó que estaba esperando a su padre que venía más tarde de ...
    ... trabajar. Hablamos un rato de tonterías, le dije que era muy guapa, aunque no era verdad, pero si tenía un atractivo innegable, unas piernas delgadas pero bien hechas, una melena rubia ondulada que le llegaba hasta la mitad de la espalda, unos ojos verdes magnéticos y una piel que pedía a gritos una lengua. A cabo de unos minutos, yo había empezado a sentir algo por esa niña y me sentía con un ánimo que ya tenía olvidado. Decidí en ese momento tantear para ver si la niña sabía lo que me estaba provocando y si podía ser que ella quisiera algo más. Le dije que me gustaba mucho y ella sonrió como avergonzada. Le dije que nunca la había visto y me contestó que ella a mi sí, que "se había fijado en mí", cosa que me sorprendió y empezó a dar alguna esperanza. Le pregunté, para saber el significado exacto de "fijarse", que como era aquello, y me contestó que allí me llamaban el "triste" (no me extraña) y que a ella "le parecía muy guapo". Subidón, esa es la palabra que mejor describiría lo que sentí con aquellas palabras. No quería estropear ese momento mágico ni quería precipitarme, ni por supuesto quería que la niña se pudiera sentir agobiada, por lo que decidí dejar la cosa ahí de momento y le dije que había gustado mucho conocerla y que me subía a casa, añadiendo "Cuando quieras puedes venir a casa a tomar una coca-cola, vivo en el segundo a", ella me contestó "sé dónde vives". Un puntito más de esperanza. Pasaron los días y yo la buscaba siempre que podía. Nunca la volví a ver ...
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