1. El esclavo romano II


    Fecha: 05/08/2020, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Máximus, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... estrujones. 
    Había olvidado lo carnosos y rosados que tenía los labios el joven y su rostro aún no tenía indicios de barba. A diferencia de su culo, sus huevos, su vello púbico y sus axilas que sí tenían pelos. Delgaditos por la juventud, pero tenía.
    Skýlos bajó la vista hasta mi verga y vi que le dieron ganas de llorar. Seguro se imaginó el momento en que el trozo de carne le había robado su preciada virginidad anal. Y es que el muchacho era todo un macho, y que le hubieran quitado lo más prohibido de su masculino cuerpo seguro le afectó bastante. 
    -Abajo y empieza a pulir la espada.
    Le dije y puse mi manota en su hombro para bajarlo. Él se hincó y ya tenía mi verga parada a la altura de su cara. Fácil fácil mi verga era más grande que su cara. 
    -Vas a empezar a mamarla como becerro hambriento ¿entiendes? Y si usas los dientes te los voy a tumbar de un golpe
    Le dije y luego empecé a pasar mi cabecita por sus labios en círculos. Como si fuera colorete pero en vez de color le fui dejando los labios brillosos de presemen. Skýlos solo me veía y fruncía las cejas pobladas. Tomé con una mano mi verga y la puse en su boca cerrada. Con la otra mano agarré su mandíbula y empecé a apretar para que abriera la boca.
    Poco a poco empezó a abrir su boca y a comerse mi cabeza. Sus labios se sentían de terciopelo y su húmeda y tibia boca me excitaban al mil.
    -Eso es Skýlos, buen muchacho. 
    Le dije y lo solté para que él solo hiciera el trabajo. Como pensé no quiso usar sus manos ...
    ... para agarrar mi verga, pero eso no me importaba. Estaba mamándome solo la cabecita del pene muy lentamente. Cerró los ojos para no ver y yo aproveché para agarrar su cabeza y meterle más de la mitad de mi palote a la boca. Él abrió los ojos de espanto y puso rápido sus manos en mis piernas para empujarse y sacarse la verga de la boca. Pero de nada le sirvió. Empezó a toser y a soltar mucha saliva, además de lagrimear un poco por las arcadas.
    -¡Así es como chupan verga los hombres cabrón! 
    Le dije y empecé a mover su cabeza como juguete sexual. Pero Skýlos se defendió y de pronto sentí una mordida en el tronco de la verga. 
    Saqué rápido mi herramienta de su boca y le di una cachetada. 
    -¿Sigues mordiendo perro? ¡Te voy a enseñar a ya no morder a tu amo! 
    Le grité y lo levanté de las axilas. Tengo que decir que me pareció curiosamente excitante el contacto con sus axilas húmedas y peluditas. Lo aventé a la cama y él intentó forcejear, pero, otra vez yo le gané por pura fuerza y tamaño. Lo volteé boca abajo y volví a tener a mi merced sus esponjosas nalgas. 
    -¡No por favor señor, no me coja otra vez! ¡Prometo que me portaré bien y seré su mejor esclavo, pero ya no me coja otra vez! 
    Era la primera vez que escuchaba hablar tanto al muchacho y su voz en lugar de apaciguar mis ansias solo las incrementaron. Hice una señal y el otro par de esclavos que esperaban en la puerta llegaron hasta la cama. Señalé unas cuerdas y ellos entendieron lo que tenían que hacer. Skýlos se ...