Secretos de familia (Parte 3)
Fecha: 15/12/2017,
Categorías:
Microrelatos,
Autor: Chrom, Fuente: CuentoRelatos
Las cosas no estaban saliendo como tenía planeado. Había pensado hablar con su madre y con su hermana Sara sobre Miriam el día anterior cuando llegasen del crucero, pero debido al mal tiempo, su llegada se había retrasado un día y llegarían hoy, justo para la cena. Le hubiese gustado poder haber mantenido una charla con ellas, sobre todo con Sara que era demasiado ‘impulsiva’ y podría acelerar los acontecimientos de esa noche y echarlo todo a perder.
En parte entendía a Sara, el mismo había pasado por ello cinco años atrás. Hacía siete meses, el día del decimoctavo cumpleaños de Sara, habían celebrado una cena como la que hoy tendría lugar y habían puesto en conocimiento de Sara el Secreto y las Normas de la familia. Esta tras oírlas, pasó por las típicas fases de Negación, Ira, Negociación, pero se saltó la fase de Depresión y culminó con la Aceptación. No solo las había aceptado sino que las tenía presente las veinticuatro horas del día tanto dentro como fuera del hogar familiar.
Por si fuera poco, acababa de recibir una llamada de Miriam, hecha un manojo de nervios, rogándole que le enviase de una vez la ropa elegida para esa noche. De disculpó con ella y le aseguró que haría todo lo que pudiese para que la recibiese cuanto antes.
—Rebeca! —llamó por su hermana subiendo las escaleras.— Que coño ha pasado con la ropa de Miriam? No se supone que te encargabas de hacérsela llegar?
—Tranquilo hermanito —contestó la aludida saliendo desnuda del baño— en breve ...
... estarán en su casa y se ocuparan de ella. Te dije que confiases en mí. Por cierto —continuó diciendo entrando de nuevo al baño.— cuando te llame, que lo hará, dile que las obedezca en todo, que quieres que esté perfecta para esta noche.
—Que las obedezca? A quienes?
—Confía en mi hermanito. —fue la única respuesta que obtuvo.
Miriam no sabía qué hacer. Viendo la hora que era y que aún no tenía nada que ponerse, decidió acercarse al centro a comprarse un vestido para esa noche. En el momento que salió de casa, se dio de bruces con una mujer cargada de bolsas que estaba a punto de llamar a la puerta.
—Disculpe señorita Martínez, venimos de parte del señorito Jaime —dijo la desconocida entrando en el piso sin pedir permiso.
—Está en buenas manos. —dijo una segunda mujer tomando el mismo rumbo que su antecesora.— Donde está el baño? —preguntó en mitad del pasillo.— Da igual, ya lo busco. —dijo dejando plantada a Miriam en la entrada de su propia casa.
—Jaime, que ocurre? Quienes son estas mujeres? —preguntó nada más sentir que descolgaban el teléfono.
—Quiero que esta noche sea perfecta, tú limítate a obedecerlas. —contestó tal y como le había dicho que hiciese Rebeca.— Nos vemos esta noche, te quiero. —Jaime colgó el teléfono ya que no quería que se diese cuenta de que no tenía ni idea de que estaba sucediendo.
Miriam con paso vacilante entró en el salón y vio que las dos desconocidas, habían retirado uno de los sofás y la mesa dejando un gran espacio vacío en ...