Ojo por ojo
Fecha: 16/12/2017,
Categorías:
Gays
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... Una pasada tío. Le reventé el culo en su casa. Y delante de mí, la foto familiar con el pringado y sus dos hijas.
-¿La foto de cuerpo entero que está en la mesita de la izquierda o la de estudio que está en la de la derecha? –escupí quitándome las gafas.
El vaso no llegó a sus labios. Estaba recorriendo el camino cuando se detuvo de golpe. Me miró a los ojos fijamente un par de segundos. Parece que las dos neuronas de su cerebro acababan de realizar la conexión y se daban cuenta de la trampa en que había caído. Dejó la bebida sobre la mesa y levantándose con cierta dificultad por la cantidad de alcohol que había bebido logró balbucear un lo siento tío.
Cuando llegué a casa las niñas ya estaban acostadas. No estaba borracho, pero sí muy cargado y sabía que ahora vendría la batalla de verdad. Me esperaba en la cama, sentada, apoyada en el cabecero con las piernas dentro de las sábanas. Llevaba el pijama azul cielo con cenefas violetas. Estaba preciosa, como siempre, pero obviamente estaba muy tensa.
No dijo nada mientras me desvestí. Esperaba que yo atacara pero estaba muy cansado y no me veía con fuerzas. Le anuncié que me iba a dar una ducha y me acostaría. Entonces preguntó:
-¿Me vas a dejar?
-No.
Su cara se iluminó, incluso llegó a dibujarse una sonrisa en su rostro. Se incorporó ligeramente, y se acercó a los pies de la cama casi gateando, para quedar sentada a la japonesa, con el culo sobre los tobillos.
-Lo siento. Ha sido una tontería pero te ...
... juro que no ha sido nada. Sólo sexo.
No la dejé continuar. Accioné la reproducción del audio y le tendí el móvil. Me di la vuelta para entrar en el baño y me sumergí en la ducha, al menos durante los 18 minutos que duraba la grabación.
Cuando volví a la habitación Cos tenía la mirada perdida, con los ojos muy abiertos y acuosos, pero no lloraba. La verdad es que nunca la había visto llorar. Al final, el llanto no deja de ser un recurso más de los que utiliza el sistema nervioso para liberar tensión. Ella reía mucho y a menudo, sonoramente pero sin ser vulgar; gritaba si la sacabas de sus casillas, pero solía ser paciente; insultaba y maldecía cuando alguien o algo le disgustaba, en eso sí era una deportista experimentada; pero su principal desestresante era el sexo, de orgasmos largos e intensos. Esta era la primera vez que veía lágrimas en sus ojos, aunque no vi bajar ninguna por sus mejillas.
No sabía si había escuchado todo el audio. Tal vez lo había apagado en los primeros minutos pero conociéndola me hubiera sorprendido. Pero preferí no preguntar nada. Sentía un cansancio infinito, como si hubiera escalado una montaña, y solamente pensaba en acostarme y dormir. Me puse el pijama, entré en la cama, apagué la luz, quedando encendida únicamente la de su mesita, y cerré los ojos.
Cuando desperté mi mujer estaba vistiendo a las niñas. Miré la hora. 8.24. Normalmente ella salía de casa antes de las 8 y era yo el encargado de dejarlas en la puerta del cole a las 9 ...