Ojo por ojo
Fecha: 16/12/2017,
Categorías:
Gays
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... pareja, algo habitual pues viajaba mucho debido a que era la responsable internacional de una firma de complementos y no era una chica a la que le gustara atarse demasiado en relaciones largas. Alguna vez nos había presentado a algún novio, pero a las pocas semanas Cos solía avisarme de que ya le había dado puerta.
La cena transcurrió como era de esperar, entre charlas, risas, bromas más o menos divertidas y muy buen ambiente. Éramos once personas si no recuerdo mal que nos habíamos visto otras veces así que el nivel de confianza era alto y podías soltar las tonterías que te apeteciera pues jugabas en casa.
Cos bebió bastante. Porque formaba parte del plan, pero creo que también de mutu propio, supongo que tratando de mitigar el mal trago. Chiara, sentada a su lado, le seguía las bromas pero yo la notaba especialmente tensa.
Tomamos la copa en un local cercano al restaurante, en el que además se podía bailar, ocasión que aprovechamos en mayor o menor medida los miembros del grupo. Como era de esperar, nuestra amiga y Rosa, que también había venido desaparejada, sufrieron las acometidas de varios varones en edad de merecer, pero rechazaron todas las aproximaciones con elegancia. Marcos también había venido solo pero no tuvo que defenderse de nadie.
Sobre las 2 empezamos a desfilar, pues tres de las cuatro parejas convocadas teníamos hijos a los que deberíamos atender al día siguiente, aunque esta noche los hubiéramos aparcado con abuelos o canguros. Noté en ...
... seguida que Cos iba más perjudicada de lo que esperaba. También podría estar actuando, pero os aseguro que no es tan buena actriz. Así que Chiara se ofreció para ayudarme a llevarla a casa.
En aquel momento no sabía si el plan era ese, creo que sí, o si lo habían implementado sobre la marcha, pero por más amiga que fuera de mi mujer, yo no necesitaba ayuda para meterla en el coche o en la cama.
Las dos amigas subieron al asiento de atrás, para que Cos apoyara la cabeza sobre el hombro de Chiara. Cuchichearon algo que no oí, aunque mi amada esposa balbuceaba más que hablaba.
Le pregunté a Chiara si la dejaba en su casa a lo que me respondió que no, que nos acompañaba para ayudarme y que si no me importaba se quedaba a dormir en la nuestra. No dije nada a pesar de ser un argumento pobre de narices. Preferí centrarme en lo que se avecinaba y la verdad es que me empalmé como un burro.
Vivimos en una casa adosada de tres plantas, así que entramos por el parking y subimos hasta la segunda planta, prácticamente arrastrando a Cos que caminaba medio dormida. Entramos en el dormitorio, la tumbamos en la cama y entre los dos le quitamos zapatos y el ceñido vestido morado con el que estaba tan atractiva.
La dejamos arropada durmiendo la mona mientras yo le ofrecía la habitación de invitados, en la que había dormido alguna vez cuando aún no se había comprado el piso en que vivía desde hacía tres años en nuestro mismo barrio.
Yo seguí con el paripé, como si no esperara nada, ...