Ojo por ojo
Fecha: 16/12/2017,
Categorías:
Gays
Autor: XAVIA, Fuente: CuentoRelatos
... era ahora yo para ella? ¿El segundo plato? ¡Ni de coña!
-Quita, quita –le dije cuando su mano ya había entrado en mi bóxer.
-Pues sí que tienes que estar mal para rechazar una de mis super-mamadas. –respondió coqueta jugando a hacerse la enfadada, me dio un pico y siguió leyendo.
Sobra decir que no pegué ojo en toda la noche. Ella sí, como un tronco, algo bastante habitual. No podía quietarme de la cabeza la escena. Constantemente me preguntaba por qué, desde cuando, cuantas veces, con cuantos tíos. Podía haber sido algo puntual, me decía a mí mismo para tranquilizarme.
Buscaba indicios, gestos, razones para que mi mujer tuviera un amante. Nuestra vida sexual siempre había sido muy buena. Desde que nos conocimos, hacía ya doce años, nos habíamos compenetrado muy bien, habíamos establecido un nivel de confianza tan profundo que a los pocos meses ya sabíamos que pasaríamos juntos el resto de nuestra vida. Una conexión que nunca sentí con ninguna de las cuatro novias anteriores a Cos y que ella siempre me había confesado en la misma dirección.
Ahora, en cambio, tumbado en la cama con los ojos abiertos como naranjas no dejaba de ver la cabeza de mi mujer moviéndose rítmicamente en el asiento delantero de un coche ajeno.
Los siguientes días fueron durísimos. En casa aparentaba normalidad, sobre todo de cara a las niñas pero Cos no tardó ni dos días en percibir que algo andaba mal. Me excusé con el trabajo, inventándome un ERE que podía afectarme, lo que provocó ...
... que me llenara de cursos, ofertas de la competencia, ideas de negocio que solamente lograban agobiarme más. Mantuvo, además, sus acercamientos a mí. Tan cariñosa como siempre, me abrazaba constantemente y las dos noches siguientes quiso relajarme de la mejor manera posible. Volví a rechazarla un día, no se me levantó al otro, cuando no pude evitar que se metiera mi polla en la boca y se dedicara a una de sus especialidades amatorias. Menos de cinco minutos después se la sacaba derrotada, preguntándome con la mirada qué coño pasaba mientras ella misma me disculpaba aludiendo a la tensión en el trabajo y a lo mal que lo debía estar pasando.
La semana siguiente no tuvimos ningún tipo de contacto físico. Más allá de la abstinencia sexual, apenas nos besamos o abrazamos, pues mi frialdad era manifiesta. Llegó a preguntarme si la culpaba de algo o si me había hecho algo. Pero lo negué. Me costó, no creáis que no, pero pesaba más en mi ánimo el bienestar de las niñas.
Cos es una mujer con mucho carácter, acostumbrada a controlar las situaciones y a solucionarlas cuando se tuercen. Siempre ha sido valiente y decidida, algo que yo también soy, por lo que no entendía por qué yo no tomaba las riendas del trance y, sobre todo, por qué no lo compartía con ella. Pero la respuesta a preguntas que no me hizo pero que sé perfectamente que bullían en su cabeza era tan simple como que yo no estaba dispuesto a desatar un conflicto o a prender una mecha si no podía controlar el alcance de ...