Mi vecina Erika, primer parte - Relatos Eróticos

Mi vecina Erika, primer parte

... marido en ocasiones al irse de viaje me pedía de favor si podía ayudar a Erika en las cosas que ella necesitase. Yo acepté gustoso, pues me deleitaba enormemente de verla, pues casí siempre vestía de top y leggins, cuando no usaba pants deportivos pero muy pegados al cuerpo. Aunque casi no usaba mequillaje eso no importaba pues como les decía, era una mujer con un rostro muy bonito.

Un sábado, casi a los tres meses de haber llegado al edificio, Erika me llamó por teléfono diciéndome si podía subir a su departamento pues tenía problemas con su equipo de BluRay, además de que quería hacerlo en ese momento sus hijos estaban pasando el fin de semana en casa de sus papás. Cuando me abrió la puerta, noté que a diferencia de otras ocasiones en que subía a ayudarle con algo, no estaba con ese talante alegre que la caracterizaba siempre. 

--¿Estás bien Erika?--
-Sí Miguel, todo bien, ¿me ayudas? el aparato no me permite reproducir el disco por favor-

Yo me dediqué a revisar qué pasaba y como el departamento estaba en silencio, pude escuchar cómo Erika sollozaba muy quedo en su recámara. Por la confianza que ya para ese momento teníamos, me atreví a ingresar en la habitación. Erika al darse cuenta de que estaba yo ahí, se lanzó a mis brazos y comenzó a llorar desesperadamente. Una vez que se tranquilizó, unos minutos despupes, me contó que descubrió que su marido no sólo la engañaba, sino que incluso, tenía otra familia con hijos y todo en otro estado del ...

... país.

-¿Dime, acaso no soy bonita, no me cuido haciendo ejercicio, por qué me hace esto?- Me preguntó viéndome directamente a los ojos.
--Qué dices Erika, por favor, eres una mujer joven y en verdad muy bonita y con un cuerpo que ni siquiera pareces mamá de tres hijos, eres el sueño de todo hombre al que le gusten las mujeres y no sean ciegos-- Le respondí a la vez que tomé su barbilla con mi mano, para acentuar mis palabras.

-Gracias Miguel, tus palabras son muy lindas- respondió con una sonrisa y dándome un beso en la mejilla. Debo decir que desde que la conocí, Erika se había convertido en una fantasía sexual para mí, pues como les digo, su cuerpo era sensacional, por lo que cuando me besó y más en ese momento en que ella estaba tan vulnerable, hizo que tuviera una erección. Traté de que no se me notara, pero como me estaba abrazando no me era posible y traté de echarme un poco para atrás de la cadera para abajo.

--¿Te sientes un poco mejor Erika?-- Le pregunté tratando de distraer mi mente y que se me bajara la erección. 
-Sí, muchas gracias por escucharme, eres el vecino perfecto Miguel- me dijo con una risita que me encantaba, pues era una mezcla entre inocente jovencita y una mujer muy sensual.
--Sabes, tengo una idea, si no tienes planes para hoy, te invito a comer fuera, a un lugar muy padre llamado Churchill, sé que te va a encantar--
Erika se me quedo viendo un poco sorprendida, pero cambió su carita, la cuál se le iluminó con una enorme sonrisa a la vez que me ...