Mi vecina Erika, primer parte
Fecha: 24/09/2020,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Mike24, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... así, a tu departamento?-- le pregunté
-Esto es lo que haremos. Me dejas a la entrada de la unidad, yo entro a pie, luego tu esperas unos 15 o 20 minutos luego de que tú llegues a tu departamento subes, como si fueras a ayudarme con algo de la casa-
--Ok, me parece muy bien--
Yo esperaba, deseaba con ardor, que Erika no se fuera a echar para atrás o que los efectos del vino hubieran disipado su valentía.
Pero no fue así. En el tiempo acordado entre Erika y yo, subí a su departamento y, como para que oyeran los vecinos, me recibió con un,
- Gracias por venir vecino, tengo un problema con uno de los enchufes-
Dios, estaba vestida sólo con un camisón casi transparente que me dejaba ver que sólo llevaba debajo un brassiere y pantaletas blancas haciendo juego y una mirada de excitación y lujuría en su bello rostro. Tan pronto traspasé la puerta, Erika se lanzó a mis brazos y nos dimos un hermoso y húmedo beso. Tomó mi mano y delicadamente me llevó hasta la recámara, la cuual estaba iluminada apenas por una pequeña lámpara colocada en un buró junto a la cama, la cual estaba ya sin la colcha, la que estaba doblada delicadamente a los pies de la cama y encima de las sábanas, una enorme toalla, que me sorprendió ver.
-Sabes, suelo mojarme mucho y no quiero ensuciar las sábanas, ¿no te importa, verdad?- me dijo al ver mi cara.
--Claro que no cariño, lo que quiero es hacerte venir una y otra vez-- le respondí, mientras Erika comenzaba a quitarme la ropa. Cuando sólo me ...
... quedaba mi boxer, Erika lo bajó de un sólo tirón y mi pene saltó hacia adelante como movido por un resorte, ya completamente erecto.
-Dios Miguel, no te vayas a ofender, pero lo tienes ¡muy grande!- me dijo Erika abriendo los ojos como platos. Y mi querido lector, no quiero presumir pero Erika tenía razón. Una vez, cuando me estaba cogiendo a una maestra que había sido compañera mía en la secundaría me dijo lo mismo y sacó una de esas cintas métricas que usan los sastres para medirme el pene. Desde la base del tronco y hasta la punta del glande, medía en plena erección 24 centímetros (9.4 pulgadas)
Erika comenzó a besar y lamer mi glande con mucha dedicación, mientras me acariciaba los testículos. Como ella estaba sentada en la orilla de la cama, yo alargué mi mano, hice a un lado su camisón, le saqué uno de sus senos y comencé a acariciarlo y a pellizacar delicadamente su pezón, que era más oscuro que su piel y estaba muy erecto, luego le saqué el otro seno e hice lo mismo, mientras ella chupaba mi macana, a la vez que gemía.
--Carino-- le dije --quiero lamerte tu cosita-- y sacándo mi pene de su boca, la cuál bese ardorosamente, le quité a continuación el camisón, le desabroché el brassiere y le saqué la tanga y como había adivinado, tenía el púbis depilado, sólo con un pequeño mechón de bellos en el monte de venus. Sus labios eran pequeños, rosados y ya estaba mojada, pues unos hilillos blancos se notaban alrededor de su vagina. Nos pusimos como de cucharita ...