1. Las tormentas


    Fecha: 18/12/2017, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... Los ojos muy abiertos, la boca buscando aire, el pecho subiendo y bajando por la agitada respiración, algún que otro movimiento incontrolado, sólo se me ocurre abrazar su cuerpo, apenas decirle algunas palabras que quiero sean tranquilizadoras, y darle un beso en la sien, primero, después en la mejilla, hasta que tras un trueno terriblemente fuerte, es ella la que busca mi boca con desesperación y me da un muerdo tremendo, con la lengua hasta las amígdalas, apretándose contra mi cuerpo como si me quisiera traspasar, e inmediatamente, pasando a tocar mi paquete con su mano, acariciando con fuerza, con urgencia, como si estuviera en pleno ataque de nervios o algo parecido.
    
    No llevamos demasiada ropa, así que rápidamente estamos desnudos —al principio ni cuenta me doy que no estamos solos— se pone en cuclillas y lame mi polla media docena de veces, para continuar chupando y mamando el capullo con cierta desesperación, deprisa, con mucha saliva, ayudándose de la mano derecha y apretando los huevos con la mano izquierda. Joder, qué excitante, con lo poco que le gusta habitualmente chuparme la polla y lo mucho que a mí me excita.
    
    Se levanta, besa de nuevo mi boca guarramente, se acerca a mí de manera que bajo la cabeza para comerle las tetas, y en lo más profundo de la tormenta, con la lluvia arreciando, el viento desatado, los truenos presagiando el fin del mundo, coge mi tiesa y dura polla, la dirige a su coño y se la meto con total facilidad, da un fuerte suspiro, se ...
    ... detiene apenas unos instantes para sujetarse a mí con los dos brazos y me habla al oído con voz ronca, fuerte, con lo que me parece desesperación:
    
    —Fóllame, vamos, lo necesito
    
    Eso hago, con mis dos manos sujetándole del culo, apretando y empujando hacia mí, en un rápido movimiento adelante-atrás, sin llegar a sacarla en ningún momento, cada vez con menos recorrido, intentando llegar lo más profundamente posible, lamiendo con mi lengua el cuello, la oreja, la nuca, buscando su boca y tratando de comerme los pezones, aunque me resulta difícil por la postura.
    
    Su hermana Maribel nos observa a menos de tres metros, recostada en la pared, atenta, sin perder detalle, con los ojos muy abiertos, se ha desabrochado la ropa y toca sus tetas, que ha sacado fuera del sujetador, de manera un poco distraída pero sin pausa. Nos cruzamos una mirada, sonríe, evidentemente está excitada, no puedo dejar de lanzarle un beso haciendo un gesto con la boca, me lo devuelve como si lo lanzara con la mano hacia mí, se baja las calzas deportivas que lleva hasta las rodillas, también lo hace con las mínimas bragas e inmediatamente se acaricia el sexo con la mano izquierda —es zurda— al menos con tres dedos, centrándose en la zona del clítoris, deprisa, buscando el orgasmo. No sabía que llevaba completamente rasurado el pubis —su hermana, mi novia, suele arreglarse el vello púbico pero nunca lo rapa del todo— me gusta, es excitante, se lo pienso pedir a Berta.
    
    La tormenta no cesa, pero se va ...
«1234...16»