1. SUEÑOS DE UNA SUMISA


    Fecha: 22/10/2020, Categorías: Dominación / BDSM Tus Relatos Autor: Antonia, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... acuerdo cuál pierna le subí, Él abre los ojos…
    –Uff… ¿hola? –pregunto con un moderado tono de como si tuviera molesta
    –“¿Hola?” Esperaba que dijeras: “Sí, mi amo. ¿Puedo ir al baño?” –responde con mucha agresividad–. Pero no debo decirle así, porque este hombre no es mi Dios.
    –Sí, mi amo. ¿Puedo ir al baño? –digo sin pensar, como si fuera parte de una broma, que me está pasando, debo despertar–.
    –Puedes ir, pero no tardes, no quiero esperar mucho para penetrate, así que no demores más de lo necesario; no puede estar ocurriendo, estoy reemplazando a mi Dios por otro hombre, pero no puedo despertar.
    Tras cerrar la puerta del baño, me siento sobre la taza y comienzan a sentirme avergonzada, decepcionada de mi … ¡Lo peor fue que en mis sueños fui yo la que le supliqué que viniera a mi casa!  ¡Fui yo la que metió la mano por dentro de sus pantalones y le acaricié su pene! me siento prisionera de mis sueños; padezco el síndrome de las putas o de no sé qué, ¿por qué ese desconocido maneja mi voluntad? me limpio la entrepierna, me alzo el panty rojo, me miro al espejo; tengo moretones en las tetas, los presiono, duelen, es un dolor placentero, mis mejillas están rojas de sus caricias, estoy tardando mucho, respiro profundo y…
    –¿Amo? –llamo su atención mientras abro la puerta, pero él no es mi amo, es un desconocido que nunca había visto, solo lo acabo de ver en mis sueños.
    –Has tardado mucho, ¿no te habrás tocado tu cuerpo sin mi consentimiento?
    –No, señor, tan solo me sequé ...
    ... lo necesario después de orinar. ¿Le he ofendido?
    Me mira con cierto desprecio y me muestra su pene erecto.
    –¿Qué desea mi amo? –sigo el juego con total sumisión–.
    –Tu amo te ordena que lamas su verga…!por Dios, no puedo lamer el pene de un hombre que no es mi Dios, pero no tengo voluntad en mis sueños, me porto sumisa, como si de verdad él fuese mi Amo verdadero, me porto como debo portarme solo con mi Dios
    Me tumbo frente a sus piernas, me recojo el pelo rápidamente, acaricio sus testículos afeitados, mientras saco la lengua para recorrer todo su falo, desde el inicio del escroto al ápice del glande, me la acomodo para absorberla, con mis labios la succiono toda, de arriba abajo, hasta metérmelo todo, hasta lo más profundo de mi garganta, así como le gusta a mi Dios, ¡pero no, él no es mi amo¡
    –¿Sabes que podrías ser mi esclava? Esa pregunta me emociona, pero hace que, por toda mi piel, recorra una ráfaga de miedo placentero.
    Mi sexo ardía, me toma por los cabellos y me coloca de rodillas frente a su duro miembro, lo cogí con ternura, lo lamía con pasión, la vagina se estremecía de placer, de humedad, de ráfagas de calor y tomaba vida propia, se movía a su voluntad.
    Han pasado unos segundos, o tal vez unos minutos o quizás horas desde que me quedé dormida, pero no sé en qué momento lo hice, no sé en qué momento saldré de este sueño, pero, lo que recuerdo es que nos duchamos y acabamos de volver a la cama, la noche seguía oscura, no sé si fría o calurosa. ¡Ese hombre ...