SUEÑOS DE UNA SUMISA - Relatos Eróticos

SUEÑOS DE UNA SUMISA

... no lo conozco!, pero me inspira un miedo sexualmente excitante. Camino a la cocina a traer algo, a brindarle algo, porque he sido descortés, no le he brindado nada, con su mirada sigue mis pasos hacia la cocina, él se va detrás de mí.

–¿Quieres algo de beber? –me pregunta mientras abre la nevera, que atrevido, ni mi verdadero Dios ha hecho eso. ¿qué estoy diciendo? si yo solo tengo un Dios, no tengo uno verdadero y uno falso, ya no sé ni que pensar ni que decir.
Le digo ¿Puedes darme un vaso de agua fría?
–Enojado me dice, esta es la primera y la última vez que te sirvo y que me das una orden –me mira con odio o con morbo o con … mientras vierte el agua en el vaso.
Se acerca lentamente, me ordena que alce la barbilla y abra la boca, derrama con paciencia el líquido del vaso dentro de mi boca, el líquido frío se derrama por mi cuerpo, pasa por mis senos y los congela, humedece mis vellos púbicos y los deja húmedo y goteando, se sigue deslizando entre mis labios bulbares que se contraen fuertemente por el cambio de temperatura, y el resto del líquido frío cae al suelo; le digo que no voy a lamerlo, que hay pisa todo mundo, Él no me manda; me toma del pelo y me obliga, siento alivio placentero que me haya obligado, otra vez me noto excitada.
¿Qué hay tras esa puerta?
Detrás de esa puerta estas mis hermanas durmiendo…
Para que no entre al cuarto de ellas, le digo: Quiero que me ates
No puedo atar a nadie que no sepa lo que quiere, primero tienes que entender cuáles son ...

... tus límites, después tenemos que poner reglas y cosas claves que debes hacer todos los días y a toda hora, y seguir en nuestra relación, solo merecerá la pena si los dos disfrutamos, porque debo enseñarte que la sumisión, es más que un juego sexual, no lo olvides. ¿Qué es lo que te excita? ¿En qué estás pensando ahora?
Ahora mismo me veo arrodillada y maniatada con mis manos atada a mi espalda.
Has aprendido a respirar mientras tienes toda la verga en tu boca, a arrodillarte ante tú Amo, a gozar mientras estás suspendida en el aire, te felicito esclava.
Gracias, amo (no debo decirle así, él no es mi amo), ¿pero por qué le obedezco?
Ha llegado el momento de firmar tu contrato de sumisión, dice, al tiempo que desliza una hoja donde está redactado el contrato.
Pero, mi señor… exclamo confusa.
Así es –me interrumpe– tu voluntad, voluntariamente termina por tu consentimiento, tú eres la única que puedes decidir y tiene que obedecer, no tiene otra opción; luego me ordena, anota cada una de tus fantasías por orden de prioridad y yo intentaré satisfacerlas.
1) ÁTAME Y POSÉEME CON TU PENE Y HAZ LO QUE SEA TU VOLUNTAD.
2) SOLO TU VOLUNTAD PODRE SEGUIR.
3) CULEAME, CON TU SABIDURÍA Y CON TU VERGA.
4) DEBO PEDIRTE PERMISO PARA TODO
5) NADIE ME PUEDE TOCAR SIN TU PERMISO
6) CADA VES QUE TE VEA DEBO ARRODILLARME Y BESARTE LOS PIES
7) POSÉEME DESNUDA EN CUALQUIER SITIO QUE TU LO DESEES
8) SOLO PUEDO QUERER A MI DIOS
Firmo y alzo la mirada, me está observando, ha leído lo que ...