Sometida
Fecha: 24/10/2020,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Sardaukar110, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... estaban mostraban unos músculos abultados y tensos como cables de acero, así como un entramado de cicatrices entrecruzadas que hablaban de una vida de guerra y violencia. Desprendía un aura de agresividad contenida, la fiereza de un macho alfa de una manada de depredadores. Su cabello negro, cortado al rape, y los rasgos marcados y duros de su rostro reforzaban esa sensación. Cuando levantó el rostro para mirarla, lo hizo con unos ojos oscuros, del color gris de un cielo de tormenta, de mirada tan intensa que hizo que su sexo se humedeciera.
-¿Quien eres? -le preguntó.
El desconocido la miró durante tres largos e intensos segundos antes de responder:
-Korden. -Su voz era grave y resonante, como el eco de un trueno, o el rugido de un león invernal. Aquella voz bastó para que la ropa interior de Dana se mojara.- Sargento Robert Korden. 2º Batallón de Marines mercenarios de Kurgan.
¡Kurgan! Solo la mención de ese planeta maldito hizo que todos los mercenarios, salvo Dana, dieran un paso atrás.
Kurgan era un planeta hostil a la vida humana, de condiciones climáticas extremas y alta gravedad. Dos siglos atrás, los científicos de la Corporación Drakon habían recurrido a la manipulación genética para crear una raza de super-soldados más fuertes, resistentes y agresivos que cualquier otro. Pero resultaron ser incontrolables, sin más lealtad que la que sentían unos por otros. Tras varios incidentes contra otras tantas corporaciones, en las que decenas de naves ...
... espaciales fueron destruidas y miles de hombres murieron, la Corporación Drakon fue destruida, desmembrada, y sus supervivientes, incluidos los super-soldados, fueron desterrados al planeta Kurgan, donde hallaron un medio para subsistir; convertir a sus soldados en mercenarios. Por ello muchas veces se les llamaba drakonianos o Dragones.
Dana era consciente de que no era posible encontrar un hombre más peligroso en todo el universo que un mercenario kurgano.
Pero eso sólo sirvió para que un deseo urgente y animal se apoderara de ella...
-Si te soltamos, sargento Korden, no cometerás ninguna estupidez, ¿verdad?.
El kurgano mantuvo la mirada en ella, recorriendo cada una de sus curvas (deteniéndose un segundo en algún punto por debajo de la hebilla de su cinturón) antes de negar lentamente con la cabeza.
-¿Tengo tu palabra?
-No tengo nada contra vosotros, -respondió; el rugido subsónico habia vuelto, y la vagina de la mujer volvió a estremecerse. -ni ningún contrato me obliga. Soltadme; devolvedme mis armas y mi armadura, e iré con vosotros hasta el siguiente puerto. En paz.
-Soltadle. -ordenó. Un calor acompañado de un estremecimiento ardía en su entrepierna, allí donde el kurgano volvía a fijar su mirada.
-¿Ves algo que te guste? -le dijo, mientras aún se encontraba de rodillas.
El hombre se puso en pie mientras se frotaba las muñecas. Sus hombros superaron la altura de los ojos de Dana, y su tremenda voz volvió resonar.
-¿Y tú?
Definitivamente habia mojado las ...