Sometida
Fecha: 24/10/2020,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Sardaukar110, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... bragas...
Habilitaron para él un camarote auxiliar, pequeño pero suficiente. Recuperó sus armas (un arma de plasma de haz variable, generalmente demasiado pesado para un solo hombre, una pistola automática de 11 milímetros y un cuchillo de combate del tamaño de una espada corta), y su armadura, la magnífica armadura de combate de los Marines Drakonianos.
Los demás miembros de la tripulación le evitaban. Si entraba en el comedor de la fragata, se hacía un silencio sepulcral; al poco, las conversaciones se reanudaban, pero era evidente que el tema (y el tono) habían cambiado.
Estaba tumbado en su litera (que le quedaba casi medio metro corta) jugueteando con la cadena de sus placas de identificación, cuando unos ligeros golpes resonaron en su puerta.
-¿Sí?
-La Capitán quiere verle en su camarote, sargento. -respondió una voz de mujer. Temerosa, insegura; probablemente la oficial navegante, Lillian.
-Adelante.
Korden abrió la puerta a la que acababa de llamar, y encontró a la capitán sentada en su escritorio, atendiendo su terminal privada del ordenador de a bordo, sin la chaqueta de su uniforme, mostrando sin pudor su sujetador deportivo.
-Pase, sargento. Cierre la puerta. -La voz de la mujer tenía un timbre especial, como de cristal grueso.
Movió la silla a un lado pero permaneció sentada. Apoyó un pie, calzados ambos por las pesadas botas con apliques metálicos y gruesa suela que le gustaba usar, sobre la esquina de la mesa, dejando el otro en el suelo; ...
... sus largas piernas cubiertas por los leggings negro brillante quedaron separadas, regalándole una incitante visión del interior de sus muslos.
El kurgano la miró sin reparo.
-¿Ve algo que le agrade, sargento? -le provocó Dana, con una mueca que podría ser una sonrisa, apoyando las manos sobre sus caderas, descaradamente cercanas a su pubis.
-¿Y usted? -replicó el soldado, remedando las primeras palabras que se dirijieron al conocerse. Pero luego continuó -No creo que me haya hecho venir para coquetear conmigo, Capitán.
La verdad era que el mercenario kurgano tenía un aspecto intimidante y atractivo a la vez, de una peligrosa sensualidad, con el ajustado pantalón de su uniforme negro de diario y una camiseta del mismo color, exudando virilidad y dominio físico por cada poro. Permanecía en pie, en posición de firmes, aguardando.
-En efecto, no sólo para eso. -respondió ella, bajando el pie de la mesa e inclinándose hacia adelante. -Aún no sé qué hacer con usted, sargento.
Él la miró con expresión interrogante.
-Afirma que es un agente libre, y que se hallaba bajo contrato de SimpterCorp cuando fue capturado. Que estos se desvincularon por completo de usted, y renunciaron a pagar su rescate y los costes de su repatriación. Asimismo afirma que no debe lealtad a ninguna compañía ni unidad mercenaria existente.
-La misma expresión “Agente Libre” significa exactamente eso, Capitán.
-Y yo debo creerle, basándome solo en su palabra.
-Diga claramente lo que quiere decirme, ...