Follado en la playa de Lazareto de La Coruña.
Fecha: 30/10/2020,
Categorías:
Gays
Tus Relatos
Autor: Danisampedro91, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... arenal terminando de vestirme, tenía que limpiarme las arenas de los pies y calzarme las zapatillas de deporte.
Estaba sentado terminando de sacarme las arenas de los pies, cuando veo como uno de los hombres que quedaban en la playa, se estaba empezando a vestir. Joder, el tío no se había cortado un pelo, se sacó el bañador, allí delante mía, quedándose en pelotas por completo. El caso es que el cabrón hasta se recreaba, secándose con toda parsimonia y como exhibiéndose delante mía.
Yo quedé embobado mirándolo, la vista se me iba a su entrepierna, el cabrón tenía un buen pedazo de rabo, y joder menudos cojones. La verdad es que el tío estaba bueno pero bueno de verdad.
El muy cabrón vio como yo me quedaba embobado mirándolo, se percató de que no le quitaba la vista a su polla. Y así era, estaba embobado mirando aquella maravilla de polla, con la que la naturaleza había dotado a aquel hombre.
Al ver la cara de lujuria con que lo miraba, el cabronazo aún se exhibía más. Solo quedábamos en la playa nosotros 2, y un par de hombres maduros junto a un pequeño grupo de 4 chavales. Ninguno se había dado cuenta o al menos eso me parecía a mí, ya que nadie exceptuando yo, miraba para él.
Recreándome en aquella visión, empecé a limpiarme de arena los pies con toda parsimonia, no tenía prisa, quería seguir contemplando aquella maravilla de la naturaleza.
Yo seguía mirando disimuladamente mientras me iba limpiando los pies, como aquel hombre maduro ...
... se iba secando totalmente desnudo, sin pudor alguno, delante mía. El muy cabrón sabía que yo lo estaba mirando muy disimuladamente, que no perdía detalle, por lo que el muy cabrón al ver como yo estaba reaccionando, se recreó exhibiéndose aún más delante mía.
Yo haciéndome más el remolón, luego de calzarme, saqué el bocadillo que llevaba en la pequeña mochila, poniéndome a comerlo allí sentado, mirando muy disimuladamente para él, esperando a ver que era lo que hacía.
Lo que hizo el muy cabrón, fue provocarme aún más. Sabía que yo no perdía detalle, quería ver como reaccionaba. Estaba seguro de que había acertado conmigo.
Después de provocarme todo lo que quiso, exhibiéndose delante mía, al ver que yo no reaccionaba, después de ponerse un pantalón de deportes y una camiseta, se calzó y cogiendo la toalla, pasó por delante mía guiñándome un ojo.
Yo muerto de vergüenza, quedé mirando, viendo el camino que cogía.
Joder, en lugar de ir por donde iba todo el mundo, había cogido un camino que debería llevar hacia las Jubias. Era un viejo camino que antiguamente rodeaba lo que era el hospital del mar. Yo nunca había ido por allí, siempre había ido por las vías del tren o por el puerto. Además, este camino iba en dirección opuesta.
¿A dónde llevaría aquel camino? Me preguntaba yo.
Viendo el camino que cogía, vi como se giraba mirando hacia mí, haciendo una leve seña con la cabeza, como esperando a que lo siguiera.
Al principio dudé si ...