1. ¡Pegame mamá!


    Fecha: 25/12/2017, Categorías: Incesto Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    Sandra y Milena son madre e hija, y juntas están acostadas en una confortable cama de dos plazas ubicada al centro de un dormitorio magnífico, de luminosas cortinas, muebles de estilo antiguo pero de buen gusto, silencioso y templado, cuando afuera la noche amenaza con venirse abajo entre nubarrones, un viento intenso y algunos ruidos en el cielo.
    
    Esa noche están solas, como casi todos los viernes, en que el hermano mayor de Milena, Gonzalo, sale a bolichear con amigos, disfrutando de las libertades extremas que la educación de su madre le ofrece desde que comenzó el secundario.
    
    El plan era ver una película, pero como la señal televisiva se vio interrumpida por el estrépito de los rayos y refucilos, no les queda otra que hablar.
    
    Sandra nota cierta impaciencia en los movimientos de su hija. La conoce, y sabe que cuando está ansiosa no para de dar vueltas en la cama.
    
    ¡estás bien Mile? Te pasa algo?!, dice algo pensativa la mujer mientras apaga la lámpara de su mesita de luz.
    
    ¡nada ma, estoy bien! Solo que, me pregunto algunas cosas, y, nada, eso!, expresa la chica, un poco incierta, misteriosa y, tan solo con una bombacha blanca con lunares y puntillas rodeando su cintura y cubriendo sus partes nobles.
    
    ¡qué te andás preguntanco cielo? Qué pasa por esa cabecita?!, averigua tiernamente la mujer, cuando algunos gotones salpican el ventanal desde el piso hasta el techo al estrellarse en la terraza.
    
    ¡no sé, es que, nunca supe, digo, por ahí… por qué nunca me ...
    ... pegaste ma? La madre de la Nati hasta el día de hoy le tironea el pelo para que no salga a la calle sin arreglar su cuarto… los padres de Romina la encierran en el baño si no hace lo que le piden, o si se lleva materias la cagan a cintazos, y le hacen lavara la ropa de toda la familia durante un mes!, expone Milena tomando cada vez más coraje, sintiendo que sus pulsaciones son como un bombo de cuero tenso resonando en sus sienes.
    
    ¡bueno Mile, vos siempre fuiste una buena hija! Pero aparte, qué horror! Esos padres son muy crueles, sádicos y, no sé! No se aplica la violencia para poner límites! El amor, el cariño, la confianza de un hijo no se ganan de esas formas!, reflexiona Sandra acariciándole la frente, sin saber que el roce accidental de su mano en uno de los pezones desnudos de la joven le descarga un acorde melodioso en su interior, el que aún no sabe descifrar.
    
    ¡no sé ma, la Nati es una rebelde! Le roba plata a su abuela, le trucha la firma a la madre cuando tiene alguna citación de la escuela por sus contestaciones, y es re guaranga! Nunca te pusiste a pensar que, tal vez ellos necesitan una buena paliza?!, cuestiona Milena, mientras siente un subidón de energías extrañas, y acude al llamado de su sexo al palparse la vulva sobre su bombacha, y frota su cola tierna, imponente y carnosa en la sábana para regalarse otro vestigio de placer.
    
    ¡no Milena, no creo eso… yo no actuaría así!, sentencia la mujer algo sorprendida.
    
    ¡y papi qué pensaba? Por qué él tampoco ...
«1234...»