1. ¡Pegame mamá!


    Fecha: 25/12/2017, Categorías: Incesto Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... pezones, y en el momento en el que lo lame con la punta de su lengua le da vuelta la cara con otro revés de su mano izquierda.
    
    ¡pegame mami, cagame a palos… dejame la cola colorada… quiero que me trates mal, que me pegues por portarme como el orto!, suplica la joven con sus 20 años a merced de una locura que ella misma fue capaz de construír con su plan macabro. Ella deseaba que su madre la masturbe y le pegue. Había soñado con eso muchas veces, y amanecía mojada por el placer y la excitación de imaginarlo en la realidad.
    
    Sandra no comprende por qué, pero pronto le chupa las tetas a su hija, le sigue dando cachetadas y le pellizca las piernas. No se ahorra puteadas ni escupidas irreverentes.
    
    Cuando se aproxima a su vagina la huele y le introduce un dedo para verificar que su flujo lo corona con extraordinaria devoción.
    
    ¡imagino que ya no te meás en la cama putona de mierda!, se oye la voz inerte de Sandra mientras frota su rostro en las tetas de Milena.segundos después sus besos ruedan por los aductores, rodillas, los muslos, ingles y abdomen de la chica, que se estremece gimiendo, pero que no puede tocarse, porque su madre se lo prohíbe. Cuando intenta hacerlo ella le muerde las manos, y eso la mata de deseo.
    
    Finalmente junta sus labios a la vagina de su hija, y tras lamerle los lados, cada pliegue, abrirlos un poco para fascinarse con los flujos que drenan impacientes, y olerla desmesurada, deja que su lengua se abra paso entre ellos, y la transforma en una ...
    ... espátula de saliva y músculo. Revuelve, lame, succiona con su boca incrédula, toca con sus dedos y presiona su clítoris duro como una almendra, lo frota, ve cómo crecen las contracciones de su vulva, sus gemidos, la producción de jugos y los movimientos orgásmicos de la chica. También le frota el agujerito del culo.
    
    Sandra no deja de pegarle en las tetas, las piernas o en el rostro mientras su laboriosa lengua intrusa se alimenta con los temblores de la chiquita.
    
    ¡así ma, pajeame toda, comeme, y no dejes de pegarme… dale peterita, comele la concha a tu hija, que seguro te morís de ganas de probarle la pija a Gonzalo, y de que te llene la carita de semen!, ajusticia Milena jadeando, dando respingos en la cama entre las combulciones que le propinan las bofetadas de su madre junto a esa lengua encantadora.
    
    Sandra se masturba muerta de vergüenza, pero ya con su bombacha por los tobillos, con la concha rebalsada de sus propios temores hechos jugo, y tiritando de calentura.
    
    Cuando la nena eyacula, Sandra no puede más que tragarse todo, sorbo a sorbo. Nunca lo había hecho con una mujer, y no sabe por qué el sabor de las mieles de su hija la perturba, la conmueve, le quiebra en pedazos todas sus estructuras. Solo puede atender a la necesidad que le realza las ganas de consumirse en un orgasmo un poco más justo.
    
    Ella desea que su hija la haga gozar, que le retribuya algo de todo lo que involuntariamente acaba de obsequiarle, mientras la noche ahora se colma de estrellas. ...