1. Visitas a mi vecino (El farmacéutico)


    Fecha: 27/12/2017, Categorías: Confesiones Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... de los calzoncillos... y, se había acercado, lo suficiente, como para empezar a besarme en el cuello.
    
    Sentí un escalofrío... y, me abandoné a sus manos. Me manoseaba intensamente... y, buscaba entre mis piernas; metiéndome los dedos bajo la tela para mojarme el ojete… sin dejar de morderme las orejas.
    
    ¡Ah!...¡que placer!...sigue ¡por favor!… le dije susurrándole al oído...
    
    …y, poco a poco, fuimos abandonando nuestra posición, hasta llegar al salón…
    
    Me senté a la izquierda del sofá y me pidió que subiera las piernas y me pusiera frente a él.
    
    - Colocate frente a mi y dejame disfrutar de ese agujerito...
    
    Como buen chico, puse las piernas sobre el sofá, y retrepado en el brazo me situé frente a él...
    
    Luego, tiró de mis pies, lo suficiente, como para dejarme casi tumbado; y, así, tener mi culo, mas a mano.
    
    Avanzó con sus manos, y me separó las piernas, para empezar a jugar con las perneras de mis calzoncillos; tirando de ellas, para poder verme la raja del culo; en una lucha constante, por ver, que dejaba al descubierto, o, por cuál de ellas introducía la mano, para tocarme. Unas manos, ávidas y nerviosas… que buscaban bajo la tela, mis nalgas... y, ese ojete, palpitante, que tanto deseaba.
    
    Luego, descubrió mis huevos y liberó mi rabo; para poder chuparlo, a sus anchas, durante un buen rato. Mientras yo, me retorcía de gusto, estirando mi cuerpo, y situando mis piernas a la altura de su cara para facilitarle la labor.
    
    Pero, de repente, se incorporó y ...
    ... me pidió que le trajera espuma de afeitar y un par de cuchillas
    
    - Quiero dejarte, ese culo, precioso, me dijo en voz baja.
    
    Anda... ¡ve y tráeme eso!. No es que tengas mucho bello, pero quiero dejarlo perfecto.
    
    - Me levanté, excitadísimo y entré en el servicio de mi abuelo.
    
    En su bolsa de aseo encontré un peine de cuchillas y, en el estante, estaba la crema de afeitar y la crema hidratante; me giré y cogí una toalla para las manos y unan esponja nueva del mueblecito, luego me fui a la cocina a por un bol, y lo puse, medio, de agua.
    
    Cuando me di la vuelta para ir al salón, me lo encontré detrás de mi.
    
    - He venido a ayudarte
    
    La verdad es que me vino muy bien porque, iba un poco cargado. Le pase el bol con agua y la crema hidratante y volvimos al salón.
    
    Me quitó los calzoncillos y me sentó sobre sus rodillas de espaldas a él... e, hizo que me inclinara hacia delante, de modo que quedé con las piernas abiertas y el culo su disposición, para trabajarlo, a gusto. Enseguida note sus manos extendiendo la crema de afeitar entre mis nalgas y una ligera presión sobre el esfínter.
    
    Me afeitó, todo lo que quiso…
    
    ... y, después de limpiarme con la esponja, humedecida, me secó con la toalla y empezó a pasarme un dedo, suavemente, por el ojete. Me estaba calentando…
    
    No contento con eso, también me dio lengua a fondo durante un buen rato; después, me embadurnó toda la zona con crema hidratante y me puso de pie. Se levantó y se sacó el rabo. Y se lo untó de crema ...