1. De tal palo tal astilla: La re-puta-ción


    Fecha: 27/12/2017, Categorías: Incesto Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    Cuando conocí a Daisy y a su hija Melisa, fue en su casa, donde celebraban el cumpleaños de William, a quien conocía por su diminutivo en inglés como Billy. Bill, es el esposo de Daisy, pero cuando me la presentó, esta yacía por sobre las piernas de mi amigo Rivas, quienes jugaban algún juego de cartas y me admiré que para Bill, ver sentada a su mujer sobre las piernas de otro hombre, le parecía de lo más normal.
    
    Ya varias personas me habían hablado de Daisy y de su hija, y tenían esa fama que les gustaba calentar huevos, pero no sabía a qué más llegaban. Según mi amigo Rivas, era un coqueteo sexual, pero que no pasaba de ahí: por lo menos esa era la impresión que tenía Rivas con Daisy. La hija igual que la madre parecía ser bastante atrevida y me dio esa percepción desde que la vi vistiendo este vestido blanco transluciente donde se miraba una tanga color rosada en un cuerpo que llama la atención. La verdad que ambas, hija y madre son bellas mujeres, pero ese juego de coquetería bastante directa y atrevida, como que hasta cierto punto hasta molesta. Creo que es por eso en sus fiestas hay más hombres que mujeres.
    
    No tuvo que pasar mucho tiempo ni tan siquiera hacer algo de confianza cuando Daisy en forma muy coqueta me insinuaba sus nalgas o me rozaba con ellas al momento para ella oportuno. Realmente, a mí me gusta la conquista, pero esta mujer totalmente opaca esa emoción con su coqueteo constante. Al verle por primera vez con esos pantalones cortos de color blanco y ...
    ... su blusa corta que dejan ver su ombligo, realmente despiertan el deseo de fornicar y sodomizar a esta mujer, pero su forma de acercarse muy atrevida, prácticamente polarizó esa excitación que hasta me pareció muy grotesca y es por eso que muchos por ahí les llaman: Las Putonas.
    
    Me las encontré en otros eventos sociales y en cierta ocasión bailando y ya con los efectos del alcohol Daisy me dijo lo siguiente:
    
    —Tony, quiero que un día de estos me invites a salir y que me lleves por ahí y que me cojas como se te pegue en gana.
    
    —¡Daisy, la gente te puede escuchar! —había mucha gente alrededor.
    
    —¡Que importa! Es lo más natural que quiera coger contigo. Te aseguro que ellas también quisieran coger contigo, pero no se atreven a decirlo.
    
    Realmente sentía más pena yo que ella al decirlo, pero así de abierta y atrevida es Daisy. Su hija Melisa no se quedaba atrás y un día que me vio llegar en mi Shelby convertible, se me acercó y me dijo lo siguiente:
    
    —¿En qué posición me pondrías para darme una cogida en tu coche?
    
    —¡El día que tenga esa oportunidad, lo sabré! —le dije.
    
    —Tú tienes esa oportunidad cuando quieras, ahora yo quisiera saber ¿cuándo?
    
    Realmente Melisa si me la paraba con su coqueteo y quizá por ese elemento de juventud que tiene, pues para ese tiempo acababa de cumplir sus 18 años. En esos primeros meses las miré en varios eventos sociales sin claudicar a esa tentación de corresponderles a sus coqueteos. Fue para la fiesta del 4 de julio el día de la ...
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