1. Inmigrante (09)


    Fecha: 28/12/2017, Categorías: Incesto Autor: AMorboso, Fuente: CuentoRelatos

    ... si por los gemidos, o porque no hizo ningún ruido, cuando me di cuenta, Marga estaba mirando. Hipnotizada cómo entraba y salía la polla del coño de Marta.
    
    Cuando se dio cuenta de que la miraba, me dijo mientras alternaba su mirada entre mi cara y mi polla:
    
    -Don Jomo, Javier lleva mucho rato llorando y está haciendo muchas veces caca.
    
    Yo me puse unos pantalones inmediatamente y mandé a Marta a casa, pasando a ver qué ocurría. No soy médico, pero he vivido en una familia de médicos y conozco muchos de los problemas más comunes. Tranquilicé a Ana, informándole de que era algún virus intestinal, y yo mismo lo llevé al hospital mientras Ana quedaba atendiendo a Beatriz.
    
    Allí me confirmaron mi intuición y me dieron un jarabe para calmarlo.
    
    Al volver, Ana se me abrazó al cuello dándome las gracias, porque ella no había sabido qué hacer.
    
    El siguiente día que tuve fiesta, cuando vino Marga a recoger los platos, me preguntó:
    
    -Don Jomo, puedo preguntarle una cosa.
    
    -Si Marga, dígame.
    
    -¿Le gusta la comida que le preparo? ¿Le gustaría que le hiciese algún plato en especial?
    
    -Si Marga, me gusta mucho todo, y no tienes que hacerme nada en especial.
    
    -¿Y la comida de sus tierra? ¿Hay algún plato que eche de menos?
    
    -Marga, está todo muy bien, y no tienes que preocuparte por mi comida. Me gusta mucho todo lo que preparas.
    
    -Pero habrá platos que le gustarán y que no los encontrará aquí.
    
    -Me gustaría algún plato de mi tierra o las costillas con salsa ...
    ... barbacoa estilo americano. Me recuerdan a mis años de universidad en Estados Unidos.
    
    -Pues le invito mañana a comer. Le prepararé unas costillas con salsa barbacoa que se va a chupar los dedos. Desde que me separé de mi marido hace cuatro años, vivo sola en la casa y no tengo oportunidad de preparar algo para alguien. Y es una pena, porque me sale todo riquísimo.
    
    -No, no se moleste, Marta. No es necesario…
    
    -Sí que lo es. Le espero mañana a comer y no se hable más. Luego le paso una nota con la dirección.
    
    Y se marchó sin dejarme protestar más ni negarme. Por la noche me trajo una nota con su dirección, en un barrio a las afueras.
    
    Al día siguiente, no quise hacerle el feo de no acudir, pero tampoco podía dejar a Ana sola, por lo que alegué un compromiso, llamé a Marta para que le ayudase y me presenté en su casa. Era una vivienda de dos plantas, con un corral en la parte trasera, al que me hizo pasar directamente. Tenía a un lado, un jacuzzi en una cabina acristalada y al fondo, un fogón encendido y preparado para asar. Junto a la casa, un enorme árbol daba sombra a una mesa de piedra, ya preparada para poner la comida.
    
    Me recibió perfectamente maquillada y peinada, con una camisola blanca hasta medio muslo para intentar combatir el calor de ese día. Era holgada, pero según los movimientos que hacía, se marcaban las aureolas y los pezones por delante y una braguita blanca que se metía por los cachetes del culo, cuando estaba de espaldas.
    
    Lo primero que hizo, a ...
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