TIEMPO PASADO
Fecha: 16/12/2020,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... varios años…
-Yo también, seis años.
-Yo cuatro…
-Perdone si lo tomé a la chacota, no sabía.
-No tiene porque. Me llamo Daniel y es un placer conocerla,
-Yo soy Brenda.
-En definitiva, tengo que agradecer a mi perra el placer de conocerla.- Seis o siete años de más o de menos no me iban a impedir disfrutar si podía. Había algo en esa mujer que me llamaba, más allá de que estaba muy buena.
-Me complace conocerlo, también gracias a mi perro.
-Entusiasmado con la mía, eh?
-Sí, sin duda tiene buen gusto.
Quise cortarla ahí. No quería parecer demasiado interesado.
-Perdone Brenda, voy a casa. Tengo que terminar un trabajo.
-Es una suerte que lo tenga. Yo soy jubilada docente.
¡Docente, zas!
-Nos veremos mañana, supongo.
-Si, por supuesto. Los perritos no saben de días ni feriados.
-Tampoco de complejos. ¡Van al grano!
Me fui, con toda la intención de seguir con la charla. Viuda ella, viuda yo, que mejor que una cama para igualar recuerdos; me fijé bien, estaba a punto!
Al día siguiente nos volvimos a encontrar. Yo con mi perrita y ella con el suyo. Allí nos saludamos como viejos amigos. Ella era de ese tipo, muy afectuosa y propensa a la risa. Toda sonrisa…, y se había vestido muy distinto que los días anteriores. Un generoso escote y una ajustada pollera. Tetas y culo en todo su esplendor. Eso era lo justo. Se lo dije al toque. ¿Para qué dudar?
-Señora Brenda, tengo un champán. ¿Quiere qué lo tomemos en casa para celebrar navidad?
-¿Y por qué no en la mía? Y ...
... no me digas señora…
-Como quieras. ¿Ahora o mañana?
-Ahora.
Me gustó. Estaba tan caliente como yo.
-Voy a buscarlo y voy a tu casa.
-¿Sabes cuál es?
No le iba a macanear. La tenía bien relojeada.
-Claro, esa.
-¡Ja, que observador! Bueno, vamos, te espero.
Estaba todo claro.
Tan rápido como pude fui a casa, tomé el champán de la heladera, me lavé bien el choto y sus adyacencias, y salí prácticamente corriendo hacia su casa.
Ella estaba atrás de la puerta. Se había cambiado de blusa, una más escotada todavía, las tetas prácticamente al aire, dos centímetros más y se veían los pezones! A pesar de andar por los 55 –o más, qué sé yo!-, tenía las tetas muy firmes, lo que le ofrecía la oportunidad de lucirlas sin corpiño. ¡Mamita, que minón!
Traté de ser lo más gentil y caballeresco. Me hubiera tirado encima pero quería ser normal, todo lo posible, no quería asustarla ni que me viera como un sexópata ansioso, quería que ella diera los pasos necesarios también.
Indicó que me sentara y me acercó las copas. No había palabras, solo miradas. Descorché la botella y serví para ambos. La miré a los ojos y ella sonreía. Su perrito andaba por allí, dando vueltas.
-Por los dos y este maravilloso momento.
-Por los dos y el placer de estar juntos. –No quería dar más vuelta; a esta edad no vale la pena poesía.- Me gustás un montón.
-Vos también.
-Y creo que la pasaremos muy bien.
-¡Sí! También lo creo.
-Gracias a mi perrita.
-Y a mí perrito.
Me pareció que era el momento ...