LA MENOS PENSADA
Fecha: 27/12/2020,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
-¡Ay papi, papi, papito! ¡Metemela por favor!
No soy ni papi ni papito. Apenas el marido de su madre y ni siquiera eso, porque no estamos casados. Y de golpe y porrazo se puso calentona.
Conocí a su madre cuando ni suponía que lo fuera o que tuviera hijos.
Estaba haciendo un maldito tramite en la Dirección de Construcción, donde hay un montón de inútiles que te tienen en espera una o dos horas, absolutamente al pedo, porque no saben hacer su trabajo. Ahí estaba yo puteando entre dientes cuan vi a un par de metros una mima de la puta madre que también puteaba entre dientes. Nos miramos y sonreímos.
-Ah, usted también tiene amorosas palabras para esos inútiles.
-Es terrible. Horas y horas perdidas.
-Es terrible. Les importa un… (iba a decir “un carajo” pero traté no ser demasiado zafado.)
-Si señor…, yo opino lo mismo.
Me adivinó la intensión.
-Escuchen. Para sus expedientes tengo como media hora más. Pueden esperar o volver en media hora… - El empleado nos dio la justa.
-Y bueno… - Dijo ella.
-Y bueno… - Dije yo…, y la miré. - Perdón señora…. no hay más remedio que esperar.
Fuimos hacia los ascensores. Teníamos que bajar siete pisos.
Como siempre, después de esperar 5 minutos pudimos agarrar uno, y eso que nos colocamos cada uno en el extremo de los 4 ascensores. Le tocó a ella.
-Venga señor, ya lo tengo.
-¡Uy dio, que plomo!
-Siempre es así.
-Ni me diga. Si lo sabré.
Cuando llegamos a la planta baja me animé.
-Le molestaría si la invito a tomar un ...
... café aquí a la vuelta.
-Como no, gracias. Vamos.
-Es un clásico. Lo deben haber abierto en arreglo con los empleados. Todos los pobres infelices que tomamos café allí es porque estamos de plantón aquí.
Nos reímos con un “no hay otro remedio” y caminamos unos 50 metros hasta la calle lateral.
La cara de todos los parroquianos era la misma que la nuestra: estos jodidos nos clavan siempre. En realidad mi cara más bien decía: “¡qué suerte; buen pretexto para tomar algo cerca de este minón!” Tuve la gentileza de correrle la silla y ayudarla a sentarse.
-Gracias, muy amable. ¿Usted también es arquitecto?
-No ingeniero, pero la desgracia es para ambos. No discriminan.
-Si eso seguro. Todos somos jo…
-…didos. - Terminé yo.
-A veces me cuesta no ser ordinaria con esta gente.
-Es inevitable. Arquitecta, me llamo Daniel y estoy encantado. – Antes de sentarme frente a ella le di la mano.
-Gracias ingeniero. Yo soy Adriana.
-Bueno, no tomará el café frente a un desconocido.
Y me senté sin dejar de mirarla a los ojos. Un color violeta o violáceo…, digamos “vino tinto”, como la camiseta de Venezuela.
-Es usted muy amable. – Y nos dedicamos a hablar de cuestiones impersonales, digamos neutras, sobre trámites, obras, gremios, etc. Su obra está en Pompeya, la mía en Devoto. Su comentario me causó gracia y sorpresa: “Están como a 15 km. una de otra.” ¿Le dolerá que estén tan lejos una de otra? Esto no lo dije.
¡Y el tiempo pasó volando!
-¡Uy que suerte! ¡Pasó la media hora! Ni ...