1. Mi tío el negro


    Fecha: 02/01/2021, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Nino McPhee, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... comenzando a bajar a mi culo y apretarlo fuerte. 
    Nunca nadie me había hecho sentir aquello. Lo apretaba con fuerza. En un momento con mi mano empujaba su cabeza contra la mía para que no dejase de comerme el cuello y la oreja. 
    
    Volvió a tomarme de la cintura y fuerte me giró contra el grifo, pegándome a la muralla. Ambos jadeantes. Se pegó de nuevo a mi espalda y comenzó a morder mi cuello mientras con una mano en mi frente echaba mi cabeza hacia atrás y con la otra rodeaba mi torso impidiéndome soltarme. En cualquier caso, yo no quería parar. Era el esposo de mi tía, pero nadie estaba ahí y pese al miedo, quería que ese momento durara más y más.
    
    En esa posición podía sentir su verga entre mis piernas. Las apreté para aprisionarla y comencé a moverme atrás y adelante. Yo nunca había sido penetrado antes y ese movimiento podría salvarme de serlo allí, sin previa preparación.
    El tío soltó mi cuello y se echó atrás poniendo su espalda en la pared contraria al grifo, con la cadera hacia adelante y dejándome continuar mi movimiento de caderas apretando su pene con mis muslos. Agarró mi culo y empezó a manejar la velocidad de mi movimiento. 
    De pronto lo sentí escupirse el dedo y comenzar a tocarme el ano de forma intensa, pero gentil. Comencé a sentir placer con ese estímulo cuidado que el tío Juan estaba haciendo, yo sin parar de moverme para hacerle acabar.
    Él frotaba mi agujero por todo alrededor, sin introducir su dedo. El calor que sentí en mi culo comenzó a ...
    ... aumentar y con ello mis movimientos. 
    
    Instintivamente empecé a apretar y soltar mi culo. Mi tío comenzó ahí a empujar levemente cada vez que yo soltaba la presión. Su dedo se abrió lento paso en mi interior. Se sentía muy extraño y más aún con un hombre de sus características, pero el morbo no me tenía pensando ya claramente en posibles consecuencias.
    
    Sentí inmensas ganas de ser penetrado. Tomé su pene con una mano y lo puse apuntando en la puerta de mi agujero virgen. Entonces el tío volvió a hablar:
    
    - Espera. Tú quieres esto?
    
    No quise hablar. Sólo empujé mi cadera hacía atrás y él entendió la respuesta. Se incorporó agarrado de mi cadera, tomó la regadera y la puso apuntando a la pared, dejó caer mucha saliva donde su miembro se encontraba con mi culo palpitante y con sus mano comenzó a frotarme la saliva con la cabeza de su verga. Se sentía aún más exitante que su dedo. Yo ya quería tenerlo adentro, además me apremiaba pensar que mis padres podían volver en cualquier momento.
    
    - Qué rico, palito. Los hombres no hacen esto, pero tu culito lo está pidiendo y yo no quiero que venga cualquiera a hacerte doler.
    
    Volvió a pegarse a mi espalda sin dejar de empujar contra mi culo. Yo jadeaba como un animal cuando empecé a sentir que su ardiente y palpitante pene comenzaba a llegar cada vez más adentro, como si fuese abriendo barreras. El tío Juan me besaba otra vez la oreja desde atrás y me hablaba bajito.
    
    - Aguanta, aguanta. Ahí, ahí sí. Aprieta y suelta, eeso... te ...
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