Unas vacaciones con mi madre - Relatos Eróticos

Unas vacaciones con mi madre

... boca arriba con los pechos al aire. El sol ya se estaba poniendo, y me dí cuenta que la siesta había sido muy larga.

-Ya te has levantado? Te iba a despertar ahora, tenemos que irnos - dijo ella mirándome sonriente.

No pude evitar mirar sus tetas y me volví a empalmar. Mamá se puso el vestido que traía sin la parte de arriba del bikini debajo. Recogió las cosas que trajimos y se levantó. La erección no bajaba y decidí llevar la toalla que traí en la mano delante para taparme un poco. El viaje de regreso me lo pasé mirando como rebotaban los pecho de mamá debajo del vestido, y me puse más cachondo todavía. Al llegar a casa, como no teníamos comida pedimos unas pizzas.

Durante la espera me metí a duchar. Cerré la puerta con el pestillo para que no pudiera entrar nadie, llevaba toda la tarde excitado y ese sería mi momento de libertad. Me desnudé completamente y encendí la ducha. Empecé a ducharme con el agua fresquita, me enjaboné en cuerpo y la cabeza, me aclaré y comencé la paja que tanto ansiaba. Estuve por unos minutos dándome placer pensando en lo acontecido ese día. Después de correrme salí de allí aliviado por fin. Al abrir la puerta pasé por el pasillo hasta la habitación con una toalla atada a la cintura. En el cuarto estaba mi madre y para mi sorpresa no llevaba el vestido que traía, solamente llevaba la parte de abajo del bikini y las tetas al aire. En casa era común verla así, pero en un piso tan pequeño y con su hijo era raro. A mí me gustaba pero tenía ...

... el problema de que me excitaba y me ponía palote.

-Han llegado las pizzas, están en la mesa del salón - dijo ella mientras cogía su ropa y se dirigía al baño.

-Vale - le contesté.

Tenía ganas otra vez de pajearme y cuando escuché la puerta del baño cerrarse me quité la toalla y aproveché su ausencia. Me masturbé de nuevo, era la segunda paja del día y me costaba algo más llegar. Estaba el piso en silencio, solo se oía el agua de la ducha cayendo y mi zarandeo. Entonces escuché un pequeño quejido, puse más atención y afiné el oído, otra vez se volvió a escuchar.

Me levanté de la cama todavía desnudo y seguí los ruidos hasta la puerta del baño donde estaba mamá. Acerqué la oreja a la puerta y no dejaba de oír la respiración agitada de ella. De repente comenzaron a oírse una oleada de gemidos, no cabía duda de que se estaba masturbando también. Eso me puso más cachondo aún y no me pude contener y me corrí delante de la puerta. Justo al acabar se cerró el grifo y me volví al cuarto para vestirme. Al salir coincidimos en el pasillo, yo con mi pijama corto y ella rodeada con la toalla por encima de sus pechos.

Me senté a ver la televisión y comer. Al poco tiempo llegó ella vestida solo con unas bragas y una camiseta de manga corta. Se sentó a mi lado y comimos juntos. Después de terminar de recoger nos sentamos a ver una película.

-Mañana iré a comprar comida, que no podemos estar comiendo así todos los días. Quieres algo en especial? - me preguntó.

-Qué yo sepa ...