Unas vacaciones con mi madre - Relatos Eróticos

Unas vacaciones con mi madre

... nada - le contesté.

Charlamos un rato de la vida hasta que volvió a preguntarme si me molestaba dormir con ella. Yo le respondí que no, que no había problema, ni que fuera la primera vez que dormimos juntos. Yo dormía con ella cuando mi padre falleció y algunas veces más que no recuerdo. Estábamos cansados del viaje y del día en general y decidimos irnos a la cama. Me acosté a la derecha y ella a mi izquierda. A los pocos minutos nos dormimos y pasamos la noche.

Me desperté con un rayo de sol en la cara, me giré y no ví a nadie. Salí de la cama y fui a buscar a mamá. Al ver que no estaba pensé en que habría salido. Me dirigí al baño y me lavé la cara, como no había nada de comida, no desayuné. Me senté a ver la tele y al rato volvió mi madre.

-Buenos días dormilón! Has visto que horas son?? No vamos a encontrar sitio en la playa - dijo alegremente con energía.

Ella dejó la compra que había traído en la cocina y regresó al salón conmigo.

-Estás ya no son horas de desayunar. Esperamos al almuerzo, que he comprado comida para estos días - volvió a decirme.

-Qué vas a hacer de comer? - pregunté yo con hambre.

-Había pensado en macarrones, te parece bien?

-Claro.

Estuve pasando el rato con el móvil mientras mamá ordenaba la cocina y hacía de comer. Al rato pusimos la mesa y comimos. Estaban riquísimos los macarrones y quise repetir. De postre yo tomé una manzana y mi madre se comió un plátano, me pareció raro porque nunca la había visto comer plátanos ...

... pero se lo comió. Recogimos la mesa al acabar y me fui a la habitación a ponerme el bañador. Cuando me desnudé me puse una camiseta sin mangas y entró mamá para cambiarse también. Le dí la espalda para que no me viera pero me acerqué al armario y cogí mi bañador del cajón de abajo. Me giré y me quedé boquiabierto, mi madre estaba otra vez con las tetas al aire delante mía. Mi pene dio un respingo por la excitación inesperada y me coloqué rápido la prenda y salí del cuarto. No hubo palabras, solo la miré y me vestí. Ella tardó un poco más en salir con otro de sus vestidos veraniegos, cogió las cosas necesarias para bajar a la playa y nos pusimos en camino.

Llegamos a la playa y nos dirigimos hacia las hamacas como ayer. Nos tocaron las mismas que el día anterior y nos acomodamos. Me desvestí rápidamente y me dirigí al agua. Después de sumergirme para refrescarme, miré a la orilla y puse ver a mi madre viniendo hacia mí. Hoy traía puesto un bikini blanco bastante pequeño, que le tapaba solo los pezones con dos triangulitos y el resto de los pechos asomaban por los laterales. La parte de abajo la llevaba muy subida, por encima de la cintura. Vino conmigo a nadar un poco pero salió enseguida porque decía que el agua estaba muy fría. Me quedé mirándola y cada vez el agua la cubría menos. Asomaron las tiras de la cintura y su grandioso trasero se dejó ver. Me sorprendí al ver que la parte de abajo del bikini era un tanga que se perdía entre esas nalgas. No me podía creer que ...