Unas vacaciones con mi madre - Relatos Eróticos

Unas vacaciones con mi madre

... llevara una vestimenta de baño tan juvenil a su edad, pero tengo que reconocer que le queda mejor a ella que a muchas de chavalas jóvenes. Esa forma de ver a mi madre me calentó un poco y esperé allí hasta que se me pasó. Salí del agua y me encaminé hacia las hamacas. Con cada paso que daba me gustaba más lo que veía. Mi madre tumbada boca abajo tomando el sol y yo me tumbé a su lado igual.

-Me das un masaje como ayer cielo? - me preguntó mirándome.

Yo accedí pero ella en vez de darme la crema solar, me dio un aceite bronceador. Empecé como ayer con los hombros y la espalda, masajeando delicadamente.

-Desatame el bikini para que no moleste - dijo ella.

Sin mediar palabras lo hice y dejé las cuerdas del mismo a los lados. Seguí un rato más masajeando sin parar y después continué con sus piernas.

-Ya he acabado mamá - le dije cuando terminé de extenderle todo el aceite por la parte trasera.

Ella se levantó, terminó de quitarse el sujetador del bikini por encima de la cabeza y se volvió a tumbar boca arriba. Le miré los pechos como acto reflejo y después miré su cara, me sonrió y dijo:

-Ponme también por delante.

No podía creer lo que me estaba pidiendo, que le masajeara las tetas. Tengo que reconocer que se me puso el pene algo morcillón antes aquel espectáculo. Cogí el aceite y se lo apliqué por los hombros y el cuello, al poco tiempo bajé al estómago y las caderas porque no quería parecer un depravado. Me detuve unos segundos y madre levantó la ...

... cabeza y dijo:

-Dame por aquí también que me quiero broncear bien - señalando a sus senos.

Me sentí atrapado, por una parte estaba muriéndome por tocarlos y amasarlos, pero por otra me daba miedo hacerlo. Al ver la insistencia de mi madre, me armé de valor y le derramé un poco de aceite. Con las manos libres extendí un poco por sus costados y fui subiendo poco a poco hacia arriba. Lentamente fui tocando aquellas dos masas de carne. En ese momento sentía que mi entrepierna iba a explotar, estaba cumpliendo una de mis mayores fantasías. Dirigí mis manos hacia los pezones que estaban duros y se los toqué tímidamente, dí un rodeo para terminar de extenderlo todo y acabé. Me tumbé boca abajo y con la toalla para que nadie notara mi erección.

-Hijo, voy al baño un momento, no te separes de aquí que nos pueden robar.

Yo no tenía pensamiento de moverme de allí con el problema que tenía entre las piernas.

-Por qué no vas al agua y acabas antes? - pregunté.

-Me da cosa, prefiero ir allí aunque tarde más.

Se colocó el vestido pero con los pechos libres y las chanclas. Puso rumbo a los baños que había un poco más a lo lejos y entre la gente la ví desaparecer.

Tras un largo rato no venía y me preocupó, pero no podía irme de allí y dejar todas las cosas. La larga espera me ponía cada vez más nervioso y de repente apareció.

-Por qué has tardado tanto? - le pregunté preocupado.

-Por nada, me he entretenido un poco - fue su respuesta.

Cómo era tarde, recogimos las ...