Los blanquísimos jamones
Fecha: 01/02/2021,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... ella, sonriente y preciosa.
-No se vaya. Quiero hablar con usted.
-Si. Lo que quieras. - Se me ocurrió que me pediría algún consejo sobre la tramitación.
-Mire… perdone. No lo quiero molestar…, pero me pareció que era un “aviso del destino” – Sonreía. No sé si me estaba tomando el pelo. ¿Yo, “aviso del destino”?
-Si, mire, le cuento…
-Esperá. Si querés contarme algo, ¿te molestaría que vayamos aquí nomás, al bar, a tomar un café o lo que quieras… y me contás?
-Si, como no. ¡Mucho mejor! – ¡Qué extraño! Ella parecía más entusiasmada que yo.
Cuando llegamos a PB le dije al oído.
-Para que tu mamá no te rete por hablar con un desconocido: me llamo Daniel, me puedes decir Dany.
-Si, ya oí su nombre, ingeniero. Yo soy Araceli, me puede decir “ara” o “celi”, como quiera. - Pensé que lo mejor sería decirle “preciosa”.
-Y estoy encantada de conocerlo. Ya sabrá porque.
Salimos y no fuimos al bar mugroso de la vuelta. La llevé unos 200 metros más allá, donde estaba una hermosa y muy bien puesta confitería, “la del suizo”.
Araceli no dijo nada de que íbamos hacia otro lado. No sabría del bar donde todos íbamos a parar.
Algunos miraban con envidia. Bueno, eso creía yo. Tal vez pensaran: “que linda nieta tiene el viejo ese”.
Cuando llegamos abrí la puerta y la dejé pasar.
-¡Uy, que lindo es esto! No lo conocía.
-¿El otro si, el de la vuelta?
-Si, ese me lo había mostrado mi tía.
-¿Tu tía?
-Bueno. De eso quería hablarle.
-Elige donde quieras que nos ...
... sentemos.
Araceli eligió un recoleto rincón alumbrado por muy suave luz. Parecía más que fuéramos una pareja de amantes.
Le acerqué la silla al sentarse.
-Qué amable es Ud. ingeniero…
-No soy imparcial ni neutral. Es meramente un homenaje a tu belleza.
-No por favor, no. ¡Me hace poner colorada!
-Hablemos de lo que querías, así se te pasa.
-Gracias.
Llamé al mozo. Pedimos dos cafés escoceses. Y dos copitas de un licor que le pedí que eligiera. Era uno muy suave para mi gusto, pero lo acepté.
-La historia es la siguiente. Estudio arquitectura, estoy en segundo.
-Si, me pareció que eras muy joven para ser arquitecta…
-No tanto. Tengo 20.
-¡Ja! ¿No tanto?
-Bueno, le cuento. Hace un par de meses mi tía, que es arquitecta, me invitó a que trabajara con ella así le iba tomando la mano a la profesión, que por otra parte yo elegí porque me gusta lo que ella hace. Y mi tía tiene una socia… Están juntas hacen más de 15 años, cuando ambas estudiaban…, por eso yo las llamo “mis tías”.
-¡O sea que estás como queres!
-¡Sí! ¡Y encima me pagan! - Antes que yo hiciera algún comentario, Araceli siguió. - Para hacerla corta y que Ud. no se aburra conmigo…
De ninguna manera, le iba a decir, pero me callé.
-La semana pasada las oí comentar entre ellas que necesitaban un ingeniero.
-Pero si trabajan desde hace tantos años ¿no conocen ingenieros?
-Si, varios. Pero no sé cuál es la cuestión. Cada vez que una nombraba a uno, la otra le encontraba un pero: que es incumplidor, que no respeta los ...